"Encarnación": la película argentina en San Sebastián

La película "Encarnación", de Anahí Berneri, que protagoniza Silvia Pérez y narra el drama de una ex vedette cuya popularidad está en declive, es el único crédito argentino en la competencia oficial de la 55ta. edición del Festival de Cine de San Sebastián, que comienza este jueves.

El segundo largometraje de Berneri, quien tuvo un auspicioso debut con "Un año sin amor", llegará a tierras donostiarras luego de competir en la sección oficial del Festival de Toronto, en Canadá, y se medirá en el festival con filmes de David Cronenberg, John Sayles, Manuel Poirier, Iciar Bollaín y Wayne Wang.

Con las actuaciones de Pérez, Martina Juncadella, Luciano Cáceres y Osmar Núñez, la película de Berneri optará también por el premio Altadis-Nuevos Directores, dotado con 90 mil euros.

"Estoy muy contenta porque la película transmite lo que yo quería contar. Además, me parece que San Sebastián le va muy bien, así como a 'Un año sin amor' le fue bien el Festival de Berlín", dijo la directora en relación a su filme anterior, premiado en el certamen alemán el año pasado.

ESTRENO EN ARGENTINA

Berneri adelantó que el estreno de "Encarnación" en la Argentina será el 11 de octubre próximo y dijo que lo que la impulsó a filmarla fue su interés por "explorar el mundo del actor y del ser artístico en sí, la persona que hay detrás de él, su ego, y la construcción del artista a través de la mirada de los demás".

"También quería indagar sobre la exposición que estas personas tienen y el hecho de tener el público siempre en la cabeza, un otro que ve lo que uno hace y que lo está juzgando. Quería trabajar sobre la construcción de la identidad de una ex vedette, a través de la mirada que los demás tienen de ella", agregó la cineasta.

La película narra el drama interior de Ernie (Silvia Pérez, en una actuación reveladora para su primer papel protagónico), una ex vedette sin trabajo que busca reconocimiento en un ambiente donde, desde hace algunos años, todos le recuerdan que ya pasaron sus 15 minutos de fama.

"Ella quiere ser actriz y no valoran su pasado artístico como vedette. Eso le produce una crisis de identidad muy grande. Pero también refleja cierta vanidad, porque es una persona que niega su realidad, niega su presente y no quiere ver lo que realmente le pasa", explicó Berneri.

"Quería mostrar lo efímero que puede ser una carrera artística y quería trabajar con una mujer porque las apariencias físicas en una actriz son mucho más importantes que en un hombre, y al ser vedette eso se nota aún más", recordó la realizadora.

"La soledad de Ernie es muy fuerte. Está en una edad en la que aún no tuvo hijos y tener hijos es difícil. Tiene un novio al que quiere pero que no es su príncipe azul. Y como no puede llegar a alcanzar eso, sus relaciones son más libres y esporádicas", agregó Berneri.

Los festejos por los 15 años de su sobrina (Juncadella, en una prometedora interpretación), obligan a Ernie a regresar a su pueblo natal, donde no sólo se reencontrará con sus familiares -y deberá soportar la mirada prejuiciosa que tienen hacia ella- sino que profundizará su relación de amistad y admiración mutua con su sobrina adolescente.

Se trata de un viaje de autoconocimiento y reflexión personal que la enriquecerá a partir del placer de saberse querida por ella y de sentirse deseada -aún a pesar de su edad- por los hombres que atienden el hotel donde se aloja.

A pesar de ser "el drama de una persona que está buscando su lugar en el mundo, su identidad y un espacio donde poder sentirse cómoda", la película termina con una luz de esperanza para esta mujer que poco a poco comenzará a encontrarse a sí misma y a asumirse tal como es.

"Es un viaje que la transforma, pero no le produce un cambio de vida rotundo. La hace mirarse y mirar hacia adelante de otro modo más optimista y real", señaló la directora.

A pesar de eso, según indicó Berneri, "la mirada de los demás le pesa mucho a ella. Está todo el tiempo intentado encontrar su lugar, no sólo está tratando de hallar su lugar profesional sino también su lugar familiar".

En ese sentido, tiene cierta similitud con "Un año sin amor", ya que -según reconoció la directora- "las dos películas hablan sobre la búsqueda y la construcción de la identidad. Ambos personajes buscan su lugar en el mundo".

Con respecto a su trabajo con Pérez, la directora dijo que "quería que el personaje lo hiciera una ex vedette que entendiera de qué estábamos hablando, que viviera en carne propia ese drama y que pudiera tener la sensación de haber sido y ya no ser una sex symbol".

"Cuando me senté a contarle de qué iba el guión, Silvia se puso a llorar y me dijo que sentía que estaba contando su propia vida. Silvia es una persona muy inteligente y una actriz que ha estudiado muchísimo teatro", afirmó.

Y agregó: "Hacer esta película hace que ella revalorice su propio trabajo y se plante desde otro lugar hacia el futuro".