Estuvo 11 años preso por un crimen y ahora fue liberado
El hecho fue en 1992. Resta decisión de la Corte bonaerense
| 10 de Octubre de 2008 | 00:00

La Justicia de Dolores ordenó ayer la libertad de un ex vendedor ambulante que estuvo 11 años preso acusado de haber asesinado a la adolescente Valeria Servadio, cuyo cadáver calcinado fue hallado en 1992 en la localidad balnearia bonaerense de Las Toninas.
El abogado Guillermo Brown informó que la decisión benefició a su defendido Roberto Labonia (41), quien fue condenado a prisión perpetua en un fallo confirmado por la Suprema Corte de Justicia bonaerense, pero que fue revocado hace casi dos meses por la Corte de la Nación.
El letrado explicó que desde que sucedió el hecho, su cliente "pasó ocho años detenido, luego cinco en libertad y otros tres más en prisión", por lo que no descartó que inicie un juicio al Estado.
CRIMEN Y DETENCION
El 19 de febrero de 1992, el cadáver de Servadio fue encontrado con dos orificios de bala, apuñalado, con signos de violación, rociado con combustible y prendido fuego en Las Toninas.
Poco después, la Policía detuvo a Labonia en base a dichos de testigos que aseguraron haberlo visto antes y después del asesinato cerca del lugar del crimen en su Renault Fuego azul metalizado, que tenía vidrios polarizados y tres antenas.
El ex vendedor de garrapiñadas y empleado de SEGBA se declaró inocente, pero el 3 de septiembre de 1993 fue condenado a prisión perpetua por la Cámara de Dolores.
En octubre de 1996, la Suprema Corte de Justicia bonaerense anuló la sentencia y ordenó que se lo vuelva a enjuiciar.
El 30 de junio de 1997, con una nueva integración, el mismo tribunal le dictó idéntica pena. En 2001 el Tribunal de Casación lo excarceló -aunque más tarde confirmó la condena-, pero el fallo fue apelado hasta que fue ratificado por la Suprema Corte bonaerense.
La defensa de Labonia presentó entonces un recurso de queja ante la Corte Suprema de Justicia, que el 26 de agosto último revocó la decisión del tribunal bonaerense y dispuso que se dicte una nueva resolución.
Tomando el dictamen del Procurador fiscal Eduardo Casal, la Corte nacional, por unanimidad, entendió que se vulneró el principio "non bis idem" (no ser juzgado dos veces por el mismo hecho) y del debido proceso, al conculcarse su derecho a ser juzgado en plazo razonable.
"Entonces, al no haber otra vez sentencia firme, pedimos la excarcelación a la Cámara de Dolores, la cual fue concedida ayer al mediodía mientras la Corte provincial resuelve lo dispuesto por la Corte de la Nación", explicó Brown.
El letrado sostuvo que "la primera vez, Labonia fue condenado sin pruebas y se anuló el fallo, pero después, en vez de reconocer los errores lo vuelven a condenar todavía con menos pruebas".
Brown recordó que "los testigos lo único que dijeron era que lo habían visto con el auto parado en la ruta en diferentes lugares como San Bernardo o Villa Gesell, pero nadie lo vio con la chica".
Agregó que en la causa, dado que el cuerpo fue calcinado, nunca se pudo encontrar semen, piel o pelos que permitieran efectuar un cotejo de ADN con su asistido.
"Todo eso pasó por un inicial capricho de la investigación, ya que quedaba bien detener a alguien y aunque después se dieron cuenta que Labonia era inocente, ya era tarde para encontrar huellas u otros rastros importantes", remarcó.
El abogado Guillermo Brown informó que la decisión benefició a su defendido Roberto Labonia (41), quien fue condenado a prisión perpetua en un fallo confirmado por la Suprema Corte de Justicia bonaerense, pero que fue revocado hace casi dos meses por la Corte de la Nación.
El letrado explicó que desde que sucedió el hecho, su cliente "pasó ocho años detenido, luego cinco en libertad y otros tres más en prisión", por lo que no descartó que inicie un juicio al Estado.
CRIMEN Y DETENCION
El 19 de febrero de 1992, el cadáver de Servadio fue encontrado con dos orificios de bala, apuñalado, con signos de violación, rociado con combustible y prendido fuego en Las Toninas.
Poco después, la Policía detuvo a Labonia en base a dichos de testigos que aseguraron haberlo visto antes y después del asesinato cerca del lugar del crimen en su Renault Fuego azul metalizado, que tenía vidrios polarizados y tres antenas.
El ex vendedor de garrapiñadas y empleado de SEGBA se declaró inocente, pero el 3 de septiembre de 1993 fue condenado a prisión perpetua por la Cámara de Dolores.
En octubre de 1996, la Suprema Corte de Justicia bonaerense anuló la sentencia y ordenó que se lo vuelva a enjuiciar.
El 30 de junio de 1997, con una nueva integración, el mismo tribunal le dictó idéntica pena. En 2001 el Tribunal de Casación lo excarceló -aunque más tarde confirmó la condena-, pero el fallo fue apelado hasta que fue ratificado por la Suprema Corte bonaerense.
La defensa de Labonia presentó entonces un recurso de queja ante la Corte Suprema de Justicia, que el 26 de agosto último revocó la decisión del tribunal bonaerense y dispuso que se dicte una nueva resolución.
Tomando el dictamen del Procurador fiscal Eduardo Casal, la Corte nacional, por unanimidad, entendió que se vulneró el principio "non bis idem" (no ser juzgado dos veces por el mismo hecho) y del debido proceso, al conculcarse su derecho a ser juzgado en plazo razonable.
"Entonces, al no haber otra vez sentencia firme, pedimos la excarcelación a la Cámara de Dolores, la cual fue concedida ayer al mediodía mientras la Corte provincial resuelve lo dispuesto por la Corte de la Nación", explicó Brown.
El letrado sostuvo que "la primera vez, Labonia fue condenado sin pruebas y se anuló el fallo, pero después, en vez de reconocer los errores lo vuelven a condenar todavía con menos pruebas".
Brown recordó que "los testigos lo único que dijeron era que lo habían visto con el auto parado en la ruta en diferentes lugares como San Bernardo o Villa Gesell, pero nadie lo vio con la chica".
Agregó que en la causa, dado que el cuerpo fue calcinado, nunca se pudo encontrar semen, piel o pelos que permitieran efectuar un cotejo de ADN con su asistido.
"Todo eso pasó por un inicial capricho de la investigación, ya que quedaba bien detener a alguien y aunque después se dieron cuenta que Labonia era inocente, ya era tarde para encontrar huellas u otros rastros importantes", remarcó.
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