Patagones, el pueblo que vive bajo el pulso de dos relojes
Su centro está a 10 minutos del de Viedma, que no cambió la hora. La confusión de sus habitantes
| 5 de Noviembre de 2008 | 01:00

"Hay confusión", reconoce Carlos León, presidente de la Cámara de Comercio de Carmen de Patagones. Y cuando lo dice se refiere al horario vigente en esa ciudad, la más austral de la provincia de Buenos Aires, que después de adelantar los relojes el 18 de octubre, quedó desfasada del de la cercana Viedma, que ese día permaneció con el horario que tenía hasta ese día, como todo Río Negro.
"El problema es que las dos ciudades están muy cerca y demanda 10 minutos viajar de centro a centro. Por eso muchos habitantes de Carmen de Patagones trabajan en Viedma y viceversa y en general los padres envían indistintamente a sus hijos a escuelas de una u otra ciudad", asegura por su parte Gustavo Bosco. Esta situación motivó que durante dos semanas reinara la confusión y arreciaran las protestas de los habitantes de Patagones. A partir de esa situación se dispuso que, sin cambiar la hora en los relojes, escuelas, administración pública y comercios adaptaran sus horarios a los de Viedma a partir de una propuesta del Gobierno bonaerense. Pero, con todo, la medida no puso fin a todos los problemas existentes e instaló otros: como el reclamo de los empleados de comercio y comerciantes, que ahora se ven obligados a terminar de cenar a la medianoche.
"Tengo mi reloj en Patagones con la hora de Viedma y aún así a veces me confundo. Sin embargo creo que con las medidas que se tomaron las cosas tienen que mejorar y en no más de 10 días habrá una adaptación", abunda León, quien admite, no obstante, que la sugerencia de la entidad que nuclea a los comerciantes de atrasar el comienzo de las actividades para igualarlas al horario de Viedma, a la manera de la administración, tuvo una respuesta dispar: lo hicieron más los comercios grandes que los chicos. Y desde estos últimos muchos afirmaron que desistieron, porque los clientes no se adaptaban.
En el medio, aparecieron otros problemas, como el de los estudiantes descontentos con un cambio que afecta a sus actividades extraescolares. O bien los de los empleados municipales que encuentran que, aunque su horario se adaptó al de Viedma, el de los bancos -por caso- sigue siendo el mismo y ahora les queda una hora menos para hacer trámites bancarios.
LOS DESFASAJES
El desfasaje -que no es el único que se registra en el país tras el cambio horario del 18 de octubre - se produjo cuando ese día la bonaerense Carmen de Patagones adelantó la hora y la capital rionegrina Viedma, después de varias idas y vueltas, decidió dejar la hora como estaba.
La situación generó protestas y un pedido de las autoridades comunales de Patagones, para que ese distrito quedara al margen de las modificaciones horarias que rigen en la Provincia. La solución propuesta por el gobierno bonaerense fue otra: que sin cambiar la hora en los relojes, las actividades de la municipalidad, de las escuelas públicas provinciales y de los comercios de la ciudad bonaerense se adaptaran a los horarios de la vecina Viedma, la capital de Río Negro.
Con el respaldo del ministro de Gobierno bonaerense, Alberto Pérez, el intendente Ricardo Curetti tomó la decisión de atrasar una hora la apertura de oficinas públicas municipales, escuelas y comercios, en una reunión con representantes de varias entidades de la comunidad.
Carmen de Patagones tiene alrededor de 30.000 habitantes, muchos de los cuales trabajan en Viedma; alrededor de 130 maestros radicados en la localidad bonaerense dan clases a ambos lados del Río Negro y hay alrededor de 300 comercios. En algunos de estos negocios afirman que la diferencia horaria, aún con las nuevas disposiciones, los perjudica. Y destacan que suma un nuevo elemento a un panorama económico que, ligado a la situación del campo, se deteriora día a día.
"El problema es que las dos ciudades están muy cerca y demanda 10 minutos viajar de centro a centro. Por eso muchos habitantes de Carmen de Patagones trabajan en Viedma y viceversa y en general los padres envían indistintamente a sus hijos a escuelas de una u otra ciudad", asegura por su parte Gustavo Bosco. Esta situación motivó que durante dos semanas reinara la confusión y arreciaran las protestas de los habitantes de Patagones. A partir de esa situación se dispuso que, sin cambiar la hora en los relojes, escuelas, administración pública y comercios adaptaran sus horarios a los de Viedma a partir de una propuesta del Gobierno bonaerense. Pero, con todo, la medida no puso fin a todos los problemas existentes e instaló otros: como el reclamo de los empleados de comercio y comerciantes, que ahora se ven obligados a terminar de cenar a la medianoche.
"Tengo mi reloj en Patagones con la hora de Viedma y aún así a veces me confundo. Sin embargo creo que con las medidas que se tomaron las cosas tienen que mejorar y en no más de 10 días habrá una adaptación", abunda León, quien admite, no obstante, que la sugerencia de la entidad que nuclea a los comerciantes de atrasar el comienzo de las actividades para igualarlas al horario de Viedma, a la manera de la administración, tuvo una respuesta dispar: lo hicieron más los comercios grandes que los chicos. Y desde estos últimos muchos afirmaron que desistieron, porque los clientes no se adaptaban.
LOS DESFASAJES
El desfasaje -que no es el único que se registra en el país tras el cambio horario del 18 de octubre - se produjo cuando ese día la bonaerense Carmen de Patagones adelantó la hora y la capital rionegrina Viedma, después de varias idas y vueltas, decidió dejar la hora como estaba.
La situación generó protestas y un pedido de las autoridades comunales de Patagones, para que ese distrito quedara al margen de las modificaciones horarias que rigen en la Provincia. La solución propuesta por el gobierno bonaerense fue otra: que sin cambiar la hora en los relojes, las actividades de la municipalidad, de las escuelas públicas provinciales y de los comercios de la ciudad bonaerense se adaptaran a los horarios de la vecina Viedma, la capital de Río Negro.
Con el respaldo del ministro de Gobierno bonaerense, Alberto Pérez, el intendente Ricardo Curetti tomó la decisión de atrasar una hora la apertura de oficinas públicas municipales, escuelas y comercios, en una reunión con representantes de varias entidades de la comunidad.
Carmen de Patagones tiene alrededor de 30.000 habitantes, muchos de los cuales trabajan en Viedma; alrededor de 130 maestros radicados en la localidad bonaerense dan clases a ambos lados del Río Negro y hay alrededor de 300 comercios. En algunos de estos negocios afirman que la diferencia horaria, aún con las nuevas disposiciones, los perjudica. Y destacan que suma un nuevo elemento a un panorama económico que, ligado a la situación del campo, se deteriora día a día.
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