Los cuatro meses del "Profe" entre la vida y la muerte

De remera y pantalones negros, zapatillas también oscuras, con bastantes kilos menos y una palidez que reflejaba los "larguísimos" cuatro meses de internación -que incluyó tres complejas operaciones- el profesor Daniel Antonio Córdoba abandonó ayer al mediodía el Instituto del Diagnóstico de nuestra ciudad, en donde había permanecido desde el 4 de diciembre del año pasado, cuando sufrió un gravísimo accidente automovilístico que lo tuvo al borde de la muerte.

"No sé si fue el destino, la suerte o Dios, pero el asunto es que la puedo contar. Durante muchos días estuve más muerto que vivo, en otros momentos, con muy poca lucidez y en los últimos dos meses, más o menos bien. Por todo eso no les creía a quienes me decían que me iba a ir de acá caminando, y sin embargo fue así, me estoy yendo caminando".

Bajado en una silla de ruedas hasta la vereda, mirando sonriente a su esposa Mariela y a los médicos y enfermeros que lo atendieron durante los últimos cuatro meses, el "Profe" se puso de pie y caminó solo hasta abordar el auto que lo devolvió a su casa de nuestra ciudad, donde de ahora en más deberá afrontar una larga recuperación".

"No sé si esto será un volver a empezar. Yo en la vida ya tuve demasiados "antes y después", y mucho antes de esto he atravesado por momentos muy duros que ni siquiera quiero ahora recordar. Pero esto fue tremendo, en algún momento pensé que no saldría".

De buen humor, con el objetivo puesto fijamente en "volver a recuperar el ciento por ciento de mi capacidad física", el "Profe" apeló a algunas figuras futbolísticas para graficar el cuadro de su prolongado tratamiento.

"En este caso, a la defensa la armaron los "tordos", unos médicos extraordinarios, "monstruos" que me salvaron la vida. Fue un gran trabajo de equipo, en el que ellos me motivaban a mí como yo lo hacía en el fútbol con los jugadores. La motivación siempre es un buen aliado".

Para el Profe, en todo el proceso hospitalario hubo una fecha clave, la del 14 de enero, cuando coincidió su cumpleaños número 55 con su salida de terapia intensiva. "Eso lo acordaron entre los médicos y mi familia, pero para mí fue muy importante. De antes del 14, no recuerdo nada, es como una nebulosa. Por ejemplo del accidente, no sabía ni donde había ocurrido. Tuve la sensación de que otro auto me tocó de atrás, pero de allí en adelante, nada. Es como si me hubiese despertado el 14 de enero".

LA LUCHA POR LA VIDA

Desde aquel accidente automovilístico ocurrido el 4 de diciembre pasado en el camino Centenario, en jurisdicción de Villa Elisa, cuando el Renault Clio que conducía se estrelló violentamente contra un poste de alumbrado hasta ayer, el Profe Córdoba debió atravesar por complejas circunstancias que por muy poco separaban a la vida de la muerte. Fue internado primero en la clínica San José de Villa Elisa en muy grave estado, y luego derivado al Instituto del Diagnóstico.

Pasó cuarenta días en terapia intensiva, y tras un desgarro en el borde posterior del hígado, de unos quince centímetros, debió ser intervenido quirúrgicamente en tres oportunidades.

En la primera de esas operaciones estuvo cuatro horas en el quirófano y, según informaron los médicos que lo asistieron, en esa oportunidad se utilizó tecnología láser de argón y respiración ultrasónica, es decir, tecnología médica de última generación.

Permaneció en terapia hasta el 14 de enero, y a lo largo de los últimos cuatro meses de internación el estado de Córdoba atravesó por distintas etapas, algunas verdaderamente complicadas. Su evolución se hizo más evidente en el último mes, en donde ya la zona afectada dejó de drenar y pudo entonces comenzar a levantarse y a dar algunos pasos por la habitación en donde estaba internado.

"Solo una persona con su capacidad física pudo haber resistido las consecuencias que tuvo a raíz del accidente automovilístico que sufrió", explicó Wenceslao Cabral, su médico personal, quien no obstante admitió que "ahora tiene una importante secuela de desnutrición neuromuscular, por lo cual va a necesitar no menos de seis meses de rehabilitación. El capeó la tormenta y ahora están las secuelas de esa tormenta".

"Según me cuentan los médicos -confiaba ayer el Profe Córdoba- hubo momentos en los que estuve muy pero muy mal. Tuve una cirugía muy compleja de hígado, hemorragias, drenajes, estaba para el otro lado. Pero los cirujanos, médicos, kinesiólogos, enfermeros y un tremendo apoyo familiar, permitieron que hoy me pueda ir a mi casa".

"Todavía me falta mucho -concluyó- tengo que recuperar estado nutricional y enfrentar una larga recuperación kinésica. Pero de eso entiendo y lo voy a hacer a full, hasta estar como antes del accidente. Y después, Dios o la suerte dirán".

120 días

De los 4 meses que permaneció internado, Córdoba pasó cuarenta días en terapia intensiva, y tras un desgarro en el borde posterior del hígado, de unos quince centímetros, debió ser intervenido quirúrgicamente en tres oportunidades