Dos títulos con mucho en juego en Salta

Bejarano-Abregu y Mamani-Jerez

Por GUSTAVO NIGRELLI

Otra vez, sin TV, en nuestro país se llevará a cabo esta noche una velada de boxeo de las buenas, de "las de antes", de esas que generan expectativa real. Boxeo en serio, no boxeadores que suben al ring a cumplir con un trabajo.

Hoy será un viernes "de aquellos" en el Delmi de Salta, con dos peleones donde chocarán por el sudamericano welter, el campeón, el chaqueño Raúl Bejarano, ante el ascendente e invicto tucumano, Luis Abregu, que entrena en los Estados Unidos y es manejado por Carlos Baldomir, organizador -y mentor- junto a otra gente de esta velada.

El otro es por el sudamericano superwelter que ostenta el salteño, e ídolo local, Javier La Cobra Mamani, ante el también tucumano Carlos Adán Jerez, que si bien alternó siempre entre welter y superligero -dos por debajo de la superwelter-, quizá por su físico le calcen mejor los 69,800 kg que los 63,500. Es la única manchita de un festival más que digno, de lo mejorcito que se puede organizar hoy en día acá.

Antes habían pasado Luján-Matthysse en Rosario, Saldivia-Miranda en Chubut, y Matthysse-Noriega, todas sin TV, al igual que la de esta noche. Es decir que el "Bocatto di Cardinalle" no se televisa, mientras que sábado a sábado a los televidentes le dan la sopa diluida.

Puede que sea la política actual de la FAB. Que sea acertada por tener una visión más desarrollada respecto de la sociedad actual, y que por ende los equivocados seamos nosotros, la quejosa gente del boxeo. El presidente, Osvaldo Bisbal, pregona que mientras la FAB y sus promotores organizan peleas que nadie haría, con el mérito de televisarlas y cobrar por ello, otros promotores pueden hacer las peleas grandes, atractivas, que puedan contar con el interés del público, aunque sea una vez por mes -no más, con la actualidad del boxeo argentino-.

La continuidad semanal exige la baja del nivel, y la TV es el sostén económico para la saturación y el desinterés popular, algo que en realidad es como el huevo y la gallina, sin saberse quién genera a quién. Pero la única realidad es que a esto se llegó con este modelo, y que antes no era así. Antes algo se televisaba como consecuencia de ser interesante, mientras que ahora la ecuación se invirtió, debiéndose cumplir con un compromiso televisivo previo, que precede de antemano al evento en sí, que a veces obliga a ir con lo puesto. Como negocio es bueno, para quienes organizan, que tienen el mismo ingreso de siempre mientras abaratan costo y calidad. ¿Lo es también para el boxeo?

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