El emblemático Fuerte Barragán

El nuevo puerto que había sido reconocido necesitaba de una fortificación y ésta se levanta con una sola batería construida en la entrada, en el lugar donde los navíos debían acercarse a tierra. Ocurre en 1731 y el fuerte es el eje desde el cual va creciendo el pueblo. Estaba circundando por una muralla de árboles cocidos y en sus esquinas se levantaban las garitas para protección de los centinelas de guardia, algunas de las cuales todavía se conservan en las históricas ruinas.

El primer antecedente histórico bélico en el Fuerte de Barragán data de los años de la invasión portuguesa al Río de la Plata, cuando se hace respetar los términos del Tratado de Ultrech referidos al contrabando sobre el litoral sudamericano. Hoy, esos artículos pueden leerse en el mármol de la pirámide levantada a la entrada del antiguo reducto: "El Fuerte de Barragán: Todo un verdadero símbolo de la historia de nuestra ciudad".

En 1789, una impetuosa creciente del río derrumba los muros del fuerte y dan fin a su primer ciclo. Inmediatamente, el Marqués Loreto ordenó reconstruirlo porque, según decía "es menester mantener en la Ensenada de Barragán (el fuerte) cuando pueda establecerse con el abrigo y resguardo suficiente que serán cuando se hagan de nuevo las obras que se llevó el río, en paraje libre de ese peligro con las precauciones necesarias". La obra se concluyó en 1800 y aún hoy perduran las ruinas.

Ensenada cambió mucho; desde entonces el fuerte aparece como instalado tierras adentro pero en aquel momento, su artillería dominaba el canal de entrada. Al mantenerse en el fuerte una guardia militar cedieron las bases para el nacimiento del pueblo, estimulado también por los flamantes mataderos que abastecían a los buques que viajaban entre Buenos Aires y Cádiz.

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