Wilbur Smith es argentino

La novela de un médico argentino que hizo de la aventura su ficción Por GABRIEL BÁÑEZ

Dicen que Wilbur Smith vive en Londres, que nació en Africa central en 1933, y que a partir de "Cuando comen los leones" alcanzó el éxito internacional como novelista con más de treinta libros, casi todos ambientados en Africa, muchos de ellos llevados al cine. Es probable. Pero es probable también que Wilbur Smith sea argentino, que viva en Córdoba y que mientras asciende al Kilimanjaro o escala el monte Kenia en completa soledad o acompañado por nativos, asuma entre nosotros la personalidad del Dr. H. Lanvers, médico cirujano dotado con la rara habilidad de escribir best-sellers superiores a los de Smith, incluso. "Africa hombres como dioses" es una prueba patente de sus condiciones para una historia en la que "sólo las partes más increíbles del relato están basadas en hechos verídicos". Es la primera novela de Hernán Lanvers, no será sin duda la última: el sello Plaza y Janés acaba de lanzarla al mercado bajo una cifra promisoria: 12.000 ejemplares para una primera edición. Nada mal si comparamos esta tirada con los primeros números que le tocaron a Smith.

"Africa hombres como dioses" es una novela en la que la aventura bajo el formato best-seller apenas disimula su género: de iniciación. Pero de iniciación a la amistad, al honor y al coraje, términos que a comienzos del XIX se imponían como condición indelegable en un mundo demasiado vasto, inexplorado y rico para las apetencias coloniales. Precisamente, "Africa hombres como dioses" abre su ciclo argumental en Escocia, narrando el comienzo de una amistad -entre Tom Grant y Simón Tabbs, su protegido- hasta el punto que las historias fabulosas que los jóvenes escuchan de boca del portugués De Oliveira sobre el imperio zulú en el Africa negra se abren a la realidad. El viaje al que casi obligadamente deben sumarse ambos tiene motivos imperiales, no obstante, pues forma parte de una comitiva tendiente a establecer una representación diplomática de la corona británica en Kwabulawayo, capital del poderoso reino Zulú. Dos mundos están por encontrarse y dos culturas: la occidental y la que representa Shaka Zulú, rey de la nación africana.

Más allá de las derivaciones argumentales clásicas de una historia como "Africa hombres como dioses", vale la pena señalar el valor y la precisión de las descripciones que ofrece el autor. ¿Exageran los editores cuando advierten que para la investigación de este libro hizo cinco viajes al continente africano y convivió más de una temporada con los zulúes de la región de Natal? Para nada. Hernán Lanvers es un aventurero en el estricto -y también clásico- sentido de la palabra. Un cronista de viajes que revela en la ficción lo que sus sentidos han registrado previa y minuciosamente. También ha caminado por el Himalaya de Borneo, por el desierto del Sahara con un guía bereber y aún con un kadazan-dazan de la tribu de Cazadores de Cabezas por el Asia insular. Los saberes y conocimientos de este viajero -nunca turista, bien se sabe- están expuestos con nitidez en esta novela, tan atrapante como bella y cruel por tramos.

Entre el sentido de la amistad y el honor, su contrapartida, el poder, con todo lo que éste conlleva. Pero la historia, más allá de su eje temático de confrontación, guarda sorpresas insospechadas, como los pasajes dedicados al "oficio de mudo" o los reservados a describir en detalle las peculiaridades de la cultura zulú, sus hábitos, modos y sentimientos más profundos. En medio de las luchas y de la tensión tribal, una crucial pregunta se hace el protagonista: "¿Y qué pasaría si el Imperio británico estuviera gobernado por un rey como Shaka, Señor de los Cielos, que empala a quien no cumple con su trabajo o carece de ética?". Además del guiño ideológico, Lanvers tiene la sensibilidad de saber guiarnos por ese mundo desconocido y ajeno que es el corazón de Africa a través de la acción, rehusando sensatamente el documental. Sí incluye el texto un glosario con términos zulúes y afrikáners (bóers, nacidos en Sudáfrica), por lo que la comprensión de una lectura que nunca se interrumpe se hace más precisa o quirúrgica, para no desmentir la profesión del autor. Lo singular: la impronta best-seller no desmiente ninguna de las cualidades apuntadas y, lejos de todo prejuicio, hay que recordar que Hernán Lanvers vive en Córdoba, es médico y escribe novelas. No caza elefantes. Mucho mejor que Wilbur Smith.



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