Se potenciaron las dudas por el temblor de Dubai

Por RICARDO ROSALES

Un pequeño temblor en el emirato de Dubai hizo recordar lo endeble que parece la actual recuperación económica mundial. Ya había voces de quienes advertían sobre el actual repunte y sobre la posibilidad de que hacia el 2010 volviera la recesión.

No es casualidad de que en la última reunión del Grupo de los 20 (G-20), que agrupa a las principales potencias y países en vías de desarrollo, se acordara mantener vigentes las medidas de estímulo. De todas maneras, los pronósticos pesimistas han seguido adelante: se basan en el alto nivel de desempleo en la economía norteamericana y en Europa y en las actuales políticas de expansión del gasto.

¿Qué sostienen los detractores de la recuperación? Que será imposible mantener este nivel de expansión o de financiarlo en el futuro y por tanto, los estados volverán a políticas de mayor presión tributaria.

En el caso de la economía norteamericana, el alza de impuesto no deberá siquiera pasar el Congreso; las exenciones aprobadas por la administración Bush caducan el año próximo. Obama solo tendrá que dejar que pase el tiempo.

El anuncio de postergar por seis meses vencimientos por unos 60.000 millones de dólares del fondo Dubai World, que cuenta con respaldo estatal, fue el motivo de la alarma. El fondo está dedicado a la expansión inmobiliaria en el emirato que se sostiene en una fuerte corriente de turismo hacia ese destino. La crisis pegó a todas las actividades, incluso en las opulentas arenas de los dueños del petróleo.

Además hubo otra declaración que encendió las luces de alerta. Alexei Kudrin, el ministro de finanzas ruso, anunció que su país tomaría medidas para frenar el ingreso de capitales especulativos y habló de otra "burbuja financiera".

Hubo zozobra en los mercados que cayeron, pero el viernes volvió la calma y casi todos recuperaron las caídas del día anterior. El temor de otros default -empero- quedó flotando. Incluso hubo rebotes directos sobre la Argentina.

Los comentarios en la City porteña aseguran que tanto Amado Boudou, el titular de Economía, como Martín Redrado, el jefe del Banco Central, recibieron importantes consultas sobre la suerte del canje de deuda y si la Argentina volvería sobre sus pasos.

Quizás las consultas sobre Buenos Aires tienen motivos adicionales, pero cuando el miedo corre por los mercados, no hay promesa que se salve de entrar en dudas. En cuanto a la suerte de la reapertura del canje, parecería que los tiempos se están dilatando más allá de los planes originales y habría cierto malestar entre los tres bancos que intervienen en la operación, Barclays, Deutsche y Citi por las idas y vueltas del gobierno en cuestiones que requieren decisiones técnicas.

Las finanzas también miran con distancia las marchas y contramarchas de Boudou respecto a las conversaciones con el FMI y ahora con supuestas intenciones de retomar la cuestión del Club de París. Como es sabido, la urgencia de avanzar con la reapertura del canje tiene origen fiscal ya que le permitiría al Gobierno hacerse de fondos que hoy no están a su alcance.

Pero esa misma urgencia ha vuelto a reabrir otra opción: la de financiar el Tesoro con los recursos y la liquidez que tienen los bancos locales.

La idea ha dado vueltas en la Residencia de Olivos en varias oportunidades y también entre los principales bancos. Tal cual está hoy el mercado, esta colocación de un bono estatal con la liquidez bancaria no es una mala opción para los bancos. Al contrario, se presenta como una salida para la importante liquidez que no tiene cabida en créditos.

Quizás el tema más importante es la tasa a la cual se colocan estos fondos y en segundo término, que esto aparezca como una operación voluntaria y no compulsiva del gobierno. Sobre este tema Redrado advirtió puertas adentro sobre las consecuencias de hacerlo por la fuerza: sería volver al 2001. La otra cara de estas decisiones monetarias y fiscales son las perspectivas inflacionarias del año próximo, que siguen en ascenso.

El vínculo de los empresarios con la administración kirchnerista sigue sin encontrar un curso de sosiego. En la semana que pasó la Mesa Agropecuaria mantuvo otro encuentro frustrado con el ministro Julián Domínguez. El tema de la reunión fue la instrumentación de la Emergencia Agropecuaria.

En esta semana está previsto otro encuentro tradicional que organiza la UIA; se trata de otra edición de la Conferencia Industrial con el título de "La hora de los consensos básicos". No está prevista una presencia importante del oficialismo, pero sí de la oposición.

Estará el ex presidente Eduardo Duhalde y el vice Julio Cobos; es también seguro que se dará otra vez la confluencia de Héctor Méndez, el titular de la entidad industrial con Hugo Biolcati, de la Sociedad Rural. Los dos están intentando rearmar un frente empresario; el líder agropecuario está convocando a una concentración para el 10 de diciembre y tiene intenciones de invitar a Méndez y otros dirigentes de la industria.

De avanzar esta idea, sin duda volverán a estallar los debates internos en la UIA y en las cúpulas empresarias que dudan sobre que actitud tomar con la administración de Cristina Kirchner a partir del recambio parlamentario.

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