Planetas hechos polvo por un choque espacial

Especial para EL DIA de National Geographic

La nube de polvo que envuelve a una estrella cercana que se encuentra a 300 años luz de la Tierra quizás sea todo lo que quedó tras la colisión de dos planetas rocosos probablemente similares a la Tierra en tamaño, edad y distancia hasta su sol. Los cuerpos giraron alrededor de una estrella binaria, o de un par de estrellas enlazadas en una rotación, conocidas como BD +20 307.

Hasta ahora ninguna estrella binaria cercana a nuestro sistema solar ha dado pruebas de tener planetas.

Mediante telescopios ópticos y rayos X usados para calcular el volumen y la temperatura de la nube de polvo de BD +20 307, se llegó a la conclusión que esta última habría sido producida tras la colisión violenta de dos cuerpos del tamaño de planetas. Dichos planetas habrían sido buenos sitios para una posible evolución de vida extraterrestre, según los expertos.

"Eran lo suficientemente antiguos como para que se hubiera desarrollado vida", señaló el autor principal del estudio, Benjamin Zuckerman, astrónomo de la Universidad de California en Los Angeles.

Habitados o no, ambos planetas habrían desaparecido al chocar. El polvo resultante se disipará en unos miles de años sin dejar rastros duraderos del planeta, explicó Zuckerman.

El estudio, publicado en el archivo online arXiv.org de la Universidad de Cornell, aparece en el número de diciembre del Astrophysical Journal.

POLVO AL POLVO

Nuestro sistema solar contiene cantidades importantes de polvo, producido por el choque de asteroides y arrastrado por los cometas. En un estudio de 2005, Zuckerman y sus colegas calcularon que BD +20 307 contiene aproximadamente un millón de veces más polvo.

"En ese entonces pensamos que BD +20307 era una sola estrella, de apenas unos cientos de millones de años", dijo Zuckerman. Así, los investigadores consideraron que la gran nube de polvo indicaba las primeras etapas de la formación planetaria.

Pero cambiaron de idea a comienzos de este año cuando la astrónoma Alycia Weinberger, de la Carnegie Institution de Washington, descubrió que BD +20 307 es en realidad dos estrellas en una. El par de estrellas del tamaño del sol giran una alrededor de la otra a una distancia mucho menor de la que hay entre Mercurio y nuestro sol.

Datos posteriores sobre las concentraciones de metal y litio recolectados por Zuckerman y sus colegas sugieren que el sistema BD +20 307 podría tener miles de millones de años. A la inversa, la nube de polvo sólo dura unas pocas decenas de miles de años y por lo tanto debe tener un origen bastante reciente, según los autores del estudio.

Scott Kenyon, astrónomo de la Universidad de Harvard que no participó del estudio, coincidió en que dada la edad recientemente descubierta de la estrella, "es muy improbable que el polvo de este sistema sea parte del proceso de formación del planeta". Kenyon dijo que mientras el volumen de polvo no prueba de manera definitiva que haya ocurrido un impacto planetario, sí sugiere que ha habido "una colisión muy inusual".

"Es mucho más grande que la cantidad de polvo que podría producir una colisión entre dos asteroides modestos".

ORBITAS PERTURBADAS

En la inmensidad del espacio las probabilidades de colisión entre dos planetas maduros en órbitas establecidas parecerían remotas. Pero incluso en nuestro propio sistema solar, las órbitas planetarias pueden estar sujetas a influencias externas.

"Hay una probabilidad razonable de que la órbita de Mercurio no sea totalmente estable", expresó Zuckerman. "Es posible que debido a perturbaciones gravitacionales de otros planetas a lo largo del tiempo, Mercurio pueda ser corrido de su órbita actual. Si eso sucede, podría chocar con otro planeta".

"Suponemos que algo así pudo haber sucedido con BD +20 307".

Una leve alteración en la órbita de los dos soles del sistema pudo haber sacado a uno de los planetas del curso orbital que mantuvo durante miles de millones de años. Otra causa podría ser la compañía de una estrella enana no identificada que haya seguido una órbita larga alrededor de la estrella central binaria, escribieron los autores del estudio.

"Ese sería una manera obvia de desestabilizar las órbitas de los planetas en este sistema", dijo Zuckerman, "si hubo una tercera estrella dando vueltas por algún lado".

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