Estudiantes se metió en semifinales con autoridad

Estudiantes terminó anoche con la obra de cuartos de final. Le volvió a ganar por 1=0, como en el Centenario, a Defensor Sporting y se metió en semifinales en donde lo estaba esperando otro equipo uruguayo: Nacional. El tricolor, al igual que los albirrojos, tienen tres Copas Libertadores en su haber.

Estudiantes, un equipo serio, que significa decir un equipo tácticamente disciplinado, solidario, esforzado, con una generosa cuota de fútbol pero, además, con una inteligencia superior a la que se puede ver a diarios en nuestras canchas, cerró esta etapa sin dejar duda alguna.

Es cierto que no completó una tarea superlativa, pero con lo que expuso anoche en el Estadio Ciudad de La Plata le alcanzó, y hasta le sobró, para dar cuenta de un criterioso conjunto "violeta" que, para fortuna de los albirrojos, contó con un muy pobre rendimiento ofensivo.

Un gol de Leandro Benítez, a los 13' del primer tiempo, que fue corolario de una muy bien pergeñada maniobra colectiva, le dio a Estudiantes la tranquilidad necesaria para manejar todo y controlar los arrestos de un Defensor batallador pero con escasísima profundidad como para comprometerle el resultado a los dirigidos por Alejandro Sabella.

La jugada la inició Enzo Pérez que trabó y ganó una pelota ante Mora. El mendocino dio a Braña que combinó con Benítez, quien le devolvió el balón. El Chapu dejó correr el balón para Verón que la dominó y alargó para la subida de Enzo Pérez por derecha. Este llegó hasta el fondo y metió el centro al área, hubo un rebote y Benítez, con derecha, la puso abajo contra el palo derecho de Martín Silva.

Pudo haber sido más amplia la diferencia. El 1-0 fue, en el balance final, un resultado mezquino. Porque así como la visita nunca inquietó seriamente a Andújar, salvó aquella jugada que se registró a los 34' del primer tiempo cuando, tras un choque entre Andújar y Díaz, le dio la chance a Vera de rematar hacia la valla, aunque en forma imperfecta, y Cellay, con justo cruce, salvó el peligro sobre la línea del arco, el local dispuso de no menos cuatro claras para aumentar.

Existió un mano a mano de Benítez con Silva, donde ganó el arquero, dos disparos de la Gata Fernández (entró por Salgueiro) que se fueron muy cerca, y también un tiro cruzado de Salgueiro que se estrelló en el palo derecho, a los 36' del primer tiempo. También Boselli, que se movió anoche con gran inteligencia, tuvo lo suyo, aunque careció de resolución.

El partido tuvo altos y bajos. No influyó demasiado el estado del campo de juego, aunque la pelota en algunos sectores no picaba bien. Pero los dos cargaron con esta dificultad pero también enseguida se acostumbraron a lidiar contra ella.

Los primeros 25' del complemento fueron muy pobres. Un poco porque Defensor no podía y Estudiantes tampoco arriesgaba, ya que estaba arriba en el marcador, lo que viene es complicado y porque Cellay se había tenido que quedar en los vestuarios con un golpe en una rodilla.

Entonces el local bajó un cambio. Y se limitó a controlar los movimientos del rival, al que se le cayeron muy pocas ideas. Y cuando se volvió a despertar, en los últimos 15' del partido, cerró todo justificando en el juego esta victoria inobjetable.

Después de muchos años Estudiantes vuelve a meter un equipo en semifinales de la Copa, tras un derrotero impecable en cuanto a juego y resultados. Otra vez se hizo fuerte de local y la demostración realizada en estos meses, con este logro parcial merecía sin dudas los fuegos de artificio del final.

Esta claro que dentro de la cancha, cuando entra a correr la pelota, lo de Estudiantes no tiene anda de artificio. Es claro y concreto. Es solidez y compromiso, como admitió su capitán. Y es seriedad y juego, como lo subrayó su entrenador.