El peronismo, ante el dilema de crear nuevos liderazgos

La muerte de Kirchner deja al PJ, un partido acostumbrado a los jefes fuertes, sin conductor ni sucesor a la vistaPor JOSÉ LUIS PICÓN

El fallecimiento de Néstor Kirchner ha dejado al peronismo sumido en una nube de dudas y dilemas. Ha muerto el jefe y no hay sucesor a la vista. Al menos, no está claro en el oficialismo quién puede desempeñar el liderazgo que el ex presidente supo ejercer con mano férrea desde 2003 hasta su último suspiro.
Un movimiento nacido y conducido siempre por liderazgos fuertes y excluyentes, se ha quedado sin esa guía


Esa encrucijada quizás pudiera derivar en una situación menos traumática si se tratara de distintos protagonistas y otros partidos, donde existen culturas políticas capaces de promover sucesiones con algo más de naturalidad.

Un movimiento nacido y conducido siempre por liderazgos fuertes y excluyentes, se ha quedado sin esa guía. No es poca cosa para una fuerza que históricamente ha adherido al verticalismo como forma de construcción y relación de sus distintos actores.

Aún con las disidencias que habían aflorado en los últimos tiempos, Kirchner ejercía esa función con el manual del buen peronista bajo el brazo. El recuerdo de algunas decisiones que adoptó en los últimos siete años sirven de ejemplo para pintar de cuerpo entero cómo manejó el poder partidario el ex presidente.

Fue él quien desafió los deseos y la resistencia de los poderosos barones del Conurbano para forzar la asunción de Hugo Moyano en el PJ bonaerense, tras la grave enfermedad que obligó al reemplazo de Alberto Balestrini.

Hace poco más de un año impuso en el oficialismo la aventura de las candidaturas testimoniales, una experiencia rechazada por muchos dirigentes y finalmente aceptada con fórceps, y que culminó con la derrota del peronismo en la Provincia en las últimas elecciones legislativas.

Renunció al partido tras aquel traspié y a los pocos meses retomó las riendas del PJ como si ese episodio sólo formara parte de un mal sueño. Y en el marco de esa conducción férrea, nunca despuntó en este tiempo un sucesor en lo que a jefatura y conducción se refiere.

REACOMODAMIENTOS

Esa orfandad que deja la desaparición física de Kirchner inunda de inquietudes y especulaciones que trascienden incluso los límites del oficialismo.

En poco tiempo más se verá hacia dónde transita ese peronismo vacío de un liderazgo indiscutido.

Por lo pronto, algunos dirigentes se apuraron a adjudicarle ese rol a Cristina Kirchner. Por convencimiento o necesidad, una corriente de pensamiento en el PJ sostiene que debe ser la conductora natural del partido, siguiendo esa máxima no escrita de que al habitante de la Casa Rosada le corresponde en forma natural ejercer el liderazgo partidario.

Pero la Presidenta nunca ha sentido ni ejercido ese rol de conducción. Es ajeno a ella. Sin embargo, encolumnar al peronismo surge como una necesidad poco menos que ineludible si Cristina decide dar la batalla por la permanencia del apellido Kirchner en el poder.

No es el único motivo: un apoyo retaceado del PJ dejaría al gobierno sin un punto de apoyo crucial para enfrentar el último año de mandato.

El vacío de liderazgo da paso además a otras posibilidades, en un escenario en el que no aparece un dirigente en el Justicialismo con el mote de indiscutido. ¿Podrá tomar las riendas algún jefe territorial sin entrar en colisión con la Casa Rosada?

Hay gobernadores que sobresalen, pero ninguno con el perfil y la envergadura política capaz de ejercer un liderazgo sin fisuras. Incluso la presidencia que ahora recayó en manos de Daniel Scioli parece algo providencial, con serios interrogantes de poder extenderse en el tiempo en función de los reacomodamientos que se prevén para la era post-Kirchner. Por lo pronto, en el PJ sostienen que el conductor no debería ser alguien que también se ponga el traje de candidato.

Una tercera alternativa que se baraja por estas horas es mantener un status quo, que el PJ se someta a los designios de la Casa Rosada como venía ocurriendo en los últimos tiempos, sin que la Presidenta ejerza la formalidad del cargo partidario.

En ese caso, habría que buscar qué dirigente cercano a Cristina pudiera ejercer de nexo con los gobernadores e intendentes. Ya hay quienes aconsejan prestar atención a los movimientos del ministro Julio De Vido y del secretario Legal y Técnico, Carlos Zanini.

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