Historias detrás del gran escritor

El otro Borges, de Mario Paoletti

Las 333 viñetas y anécdotas que el escritor y periodista Mario Paoletti reúne en su flamante libro El otro Borges dejan al descubierto el desparpajo y la ironía de los que era capaz el autor de Ficciones, acaso un desafío a su proverbial timidez y a la melancolía que recorre casi la totalidad de su obra poética.

A diferencia de otros literatos cuya vida pública sólo puede reconstruirse a partir de fragmentos esquivos, Borges dejó a la par de su legado literario un anecdotario fértil en episodios tan jocosos como emotivos que permiten quebrantar la solemnidad del mito para abordar al hombre que se atrevió a jugar con el tiempo, el espacio y las palabras.

Durante la entrevista, Paoletti destacó que El otro Borges (Emecé) construye un perfil alternativo del autor de El aleph, a quien definió como "un hombre valioso que nunca calló lo que pensaba a sabiendas de que iba a contrapelo de la mayoría", a pesar de que también acumuló un puñado de declaraciones que lo convirtieron en una suerte de "idiota político".

¿Qué aspectos de la personalidad de Borges afloran como recurrentes en este anecdotario?

"Borges, como todo hijo de Buenos Aires, estaba adscripto a la 'cachada', que es una forma de humor que trata de triunfar mediante el ridículo. Como cuando llama 'Ernesto Sótano' a Sabato o 'Astor Pianola' a Piazzola. Pero también practicaba la ironía a la inglesa y el sarcasmo en sus diversas variantes. Era muy malévolo".

¿Por qué supone que en él es tan evidente ese desdoblamiento entre el hombre melancólico y desdichado que dejan entrever sus poemas y el escritor ocurrente y vivaz que se descubre a partir de las anécdotas?

"Todos somos muchas personas. El era esas dos, y algunas más. Era también un presocrático que jugaba con el tiempo y el espacio, un sordo para la música que, sin embargo, captaba como nadie la música que hay en la poesía, y también un pensador que relacionaba con facilidad las diversas culturas, extrayendo conclusiones sumamente originales".


HUMILDAD Y GRANDEZA


LLama la atención cómo a partir de la utilización del humor, Borges revela un costado humilde que contrasta con su legado y trayectoria. ¿El era consciente de la calidad de su obra o se veía inferior respecto a sus referentes literarios?

"En ese aspecto Borges vivía un dilema porque al mismo tiempo que sabía que lo que estaba escribiendo era considerablemente mejor que lo que escribían casi todos sus contemporáneos, le parecía que era excesiva la atención que se daba a sus textos.

"De hecho, vivió temiendo que se lo acusara de impostor. Era, por supuesto, una coquetería, pero no sólo una coquetería. Además, Borges creía sinceramente que al final el tiempo se ocupa de mezclarlo todo. Solía decir que no sería raro que dentro de unos siglos se mencionase a Hitler como Gustavo Adolfo Hitler (en alusión a Becquer)... "

Algunas anécdotas permiten conocer pormenores sobre la génesis de su obra, por ejemplo aquella en la que José Bianco relata la operación por un accidente que lo dejó al borde de la muerte y que ofició como disparador para la gestación de "Pierre Menard, autor del Quijote". ¿Este episodio de la operación fue efectivamente decisivo en la escritura de ese relato?

"Borges escribe su revolucionario 'Pierre Menard' para comprobar que la operación no había afectado su cerebro y que podía seguir pensando. Pero hay que suponer que aún en el caso de no haber sufrido el accidente que dio lugar a la operación, el relato habría ocurrido. No está probada la conexión entre la cirugía y la buena literatura".

¿La muerte, o la proximidad de ella, fue un disparador frecuente para él? En varias de las anécdotas, hay distintas alusiones al tema...

"Lo fue. Pero no el temor a la muerte (Borges era un agnóstico total) sino el deseo de morir, en diversas ocasiones, sobre todo las provocadas por fracasos amorosos. Borges no se gustaba. Y consideraba su cuerpo como una incomodidad. Hasta los sesenta años pensó mucho en el suicidio".


TIMIDO E IRONICO

En los aportes reunidos en su libro, es posible ver cómo Borges apela de manera recurrente a la ironía. ¿Se podría pensar que la ironía funcionó en él como un antídoto contra las limitaciones que a veces le imponía su timidez?

"Sí. Los tímidos irónicos (e irreverentes) son una especie temible, y más abundante de lo que se cree. Pero Borges era, además, una persona intelectualmente valerosa, que nunca calló lo que pensaba, aún a sabiendas de que iba a contrapelo de las mayorías. Borges era antinacionalista, antiperonista, anti-Che, anti-Gardel, no le gustaba el fútbol ni el tango ni la pizza ni el asado. Hay muy pocos argentinos que reúnan esas características".

Hay varios testimonios, entre ellos el de Octavio Paz, en el que se remarca su coherencia. En esa línea, ¿podríamos atribuir algunas frases "desafortunadas" de Borges a la ingenuidad para leer algunos temas -en especial la política- antes que a la deshonestidad intelectual?

"Borges era una especie de idiota político. Sencillamente, no entendía qué pasaba en el mundo ni las fuerzas que lo movían. Aplicaba a todos sus análisis una especie de molde maniqueo (de un lado los buenos buenísimos y del otro los malos malísimos) y era incapaz de advertir matices. Excepto el del 30, contra Yrigoyen (de quien fue partidario) apoyó todos los golpes militares, en la creencia de que esos militares eran los herederos legítimos de los guerreros legendarios que lo deslumbraban, siempre impulsados por el honor y el coraje.

"Tuvo que ocurrir la dictadura de Videla, y sus infames consecuencias, para que comprendiera (bastante tarde, es cierto, pero también lo es que hay aún hoy muchos argentinos que todavía siguen sin comprenderlo) que había glorificado a unos personajes siniestros".

Julieta Grosso

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