El ojo que no vigila

Esta noche a las 22,15 en la televisión de cable va la primera entrega de "Actividad paranormal", cuya tercer capítulo está en estos días en las salas comerciales con notable éxito -en crecimiento- de público, tanto que se anuncia la planificación de una cuarta partePor AMÍLCAR MORETTI

Esta noche a las 22,15 en la televisión de cable va la primera entrega de "Actividad paranormal", cuya tercer capítulo está en estos días en las salas comerciales con notable éxito -en crecimiento- de público, tanto que se anuncia la planificación de una cuarta parte. Como se sabe, aquel pequeño filme de bajo costo del 2007, después un suceso progresivo, trata sobre una pareja con un bebé que comienza a sentirse espiada por alguien o algo extraño y desconocido durante las noches, sobre todo en el transcurso del acto de dormir. Una especie de "Gran Hermano" cuando los participantes de este ciclo "reality show" se acomodan en sus camas dispuestos a entregarse al sueño, o no, según alguna que otra escapatoria amoroso-sexual, entre actuada y real (sin límites precisos).

Es como un registro ficcional de vida imaginaria filmada-registrada por una cámara que sigue nuestros movimientos pero no puede precisarse dónde está y qué hará con dicha grabación sobre nuestras intimidades. Paranoia con causa fáctica o no, se parece bastante a lo reconocido en público días atrás por la comunidad de inteligencia de Estados Unidos, la más grande del planeta, en torno a que a través de internet Explorer y Facebook y otras redes sociales pueden ubicarse no sólo a un individuo sino también conocerse hasta los detalles más íntimos y privados de cualquier persona en el mundo. Basta ver el historial, grabado en una supercomputadora ubicada en una especial base militar e inteligencia, o aún revisar únicamente las grabaciones encriptadas que siempre quedan en una PC común, aunque se borren los archivos y búsquedas.

En cuanto a la producción de esta noche, por lo habitual una película de Hollywood -en los momentos en que se entrega, como sucede en los últimos años, a las ampulosidades visuales para engañar los sentidos- suele costar varios cientos de millones de dólares y, se suma la publicidad, largamente supera los mil millones. Una producción promedio, decente y suficiente en inversión, con estupendos director y guionistas y actores intensos se filma bien con entre 5 o 6 millones hasta 10 o 12 millones de dólares. Pero hay películas que, en video portátil de alta definición, pueden hacerse con 10 mil, 15 o 20 mil dólares que reúnen sus propios -jóvenes- autores o que les facilitan como un juego sus padres.

Si el producto después es de calidad o contiene novedades con estas características de fábrica en algo que está verse y que en todo caso nunca queda asegurado. El cine, cumplidas mínimas necesidades, no depende del dispendio de grandes cantidades de dinero, aunque con ellas puedan cumplirse obras memorables. Claro que este es un asunto que no interesa de modo prioritario a la comunidad del cine estadounidense, amateur y menos profesional, donde la "utopía" es Hollywood. Hollywood: dinero, fama y el mayor desarrollo tecnológico. Vale de cualquier modo aclarar que en materia de digitalizaciones y perfeccionamiento de imágenes la vanguardia está en Hong Kong, con estudios o agencias pequeñas que, al cambio, mucho menos dinero que en Hollywood y sin inversión en equipos y formación de profesionales (otra altísima inversión) se pueden concretar los trucos, coloraciones y ediciones de máxima precisión.

El cine en USA es una industria vinculada con otras actividades que fabrican dinero, como bancos, empresas de merchandising, televisión, discográficas y actividades que nada o poco tienen que ver con el llamado "show business" (negocio del espectáculo, postración para afuera). No es tanto la cualidad estética como la taquilla lo que interesa en Hollywood, aunque la primera nunca viene mal y hasta puede ser un estímulo para recaudar más dinero.

La inicial "Actividad paranormal", que repite con más rutina los recursos narrativos de "La bruja Blair", recaudó unos 80 mil dólares más o menos, unas cinco veces lo que había costado a los chicos que la gestionaron. Se cuenta que la primera parte de "Actividad paranormal" se grabó con una cámara de video, entre amigos y en una casa, durante una semana. Al principio, pasó desapercibida, pero después la compró DreamWorks, con el propósito de hacer otra versión, más grande y con mejores actores. Pero Steven Spielberg, vinculado a Dream se abrió y la franquicia quedó para Paramount, que comenzó a distribuirla en otros pocos países, como prueba en terreno.

Una opinión es que el atractivo de esta serie de películas está en la informalidad, antes llamada inexperiencia. Es probable, ya que la estructura cerrada de las superprofesionales y cuidadas películas de Hollywood, en su nivel aceptable, no suele ofrecer grietas ni intersticios pero tampoco grandes novedades que estimulen a las nuevas audiencias. En "Actividad paranormal" el espectador, como los habitantes de la casa "poseída" del filme, en un hecho que no discierne entre los real y lo imaginado, "quien" o "lo" que espía, introduce, primero, miedo; después en sucesión o simultáneo, extrañeza; sospecha mutua entre convivientes; temores a lo alucinatorio (fantasía de "volverse loco"); control desde alguna fuerza o exterioridad desconocidas; vigilancia de la intimidad con su previsible incomodidad; intrusión y despojamiento; invasión e inseguridad (reducir la sensación de lo propio e inviolable, lo privado y secreto), y una serie de sentimientos, ideas y emociones que bastante comunes y cada vez más generalizados en el mundo planetarizado por internet y los servicios de vigilancia computacional. Allí, se suma la paranoia, casi un instrumento y arma, a mi entender que usados con cuidada programación, que inocula miedo hasta al más desprevenido, que bien "vive en Babia" o bien siente insoportable el exceso de realidad en "libertad" vigilada.

Hoy, a las 22,15 por Cinecanal.

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