El "Club de los 27", la leyenda negra de la música
| 1 de Agosto de 2011 | 00:00

Bastaron dos años, el período transcurrido entre de 3 de julio de 1969 y el 3 de julio de 1971, para instalar las bases de la leyenda negra del rock: en ese lapso morían el ex guitarrista de los Rolling Stones, Brian Jones; el guitarrista Jimi Hendrix; la cantante Janis Joplin y el líder de The Doors, Jim Morrison. Todos a la edad de 27 años. Todos en el apogeo de su talento. Todos, en extrañas circunstancias y en medio de carreras brillantes iniciadas a edades muy tempranas, que los lanzaron sin escalas a una vida de excesos y presiones. Esa leyenda, sostenida más tarde por la muerte de otras figuras, como Kurt Cobain, a la misma edad, reapareció la última semana, tras el deceso de la cantante de soul Amy Winehouse, también a los 27 años, realimentando un mito de gran arraigo en el mundo del rock: el de "El club de los 27", en el que la fantasía de la eterna juventud dialoga con la superstición.
La cantante británica Amy Winehouse fue encontrada muerta en su piso de Londres el sábado 23 y las causas de su muerte todavía se investigan. Ganadora de siete premios Grammy, Winehouse tuvo en su corta carrera constantes problemas con las drogas y el alcohol, y había ingresado en el pasado en numerosas clínicas de rehabilitación.
El mes pasado tuvo que cancelar su gira europea, que incluía una actuación en Bilbao (España), después de una serie de actuaciones erráticas en una escena muy reproducidas en internet.
El servicio de ambulancias de Londres acudió a su piso pero no se pudo hacer nada por salvar su vida.
La cantante se unió así al llamado "Club de los 27", el grupo de jóvenes estrellas de la música que murieron a los 27 años de edad, como Jimi Hendrix o Janis Joplin, por tener continuas dificultades para hacer frente a la fama.
Hendrix falleció a los 27 años en Londres en 1970 después de beber un cóctel de vino y píldoras para dormir, mientras que el Rolling Stone Brian Jones se ahogó en una piscina en 1969.
En el "Club 27" también está Janis Joplin, que murió en 1970 por una supuesta sobredosis de heroína.
El grupo está integrado además por Jim Morrison, que murió en 1971 de un fallo cardíaco y el guitarrista de la banda "Nirvana" Kurt Cobain, que se pegó un tiro en 1994.
Algunos quieren remontar aún más atrás la existencia de esta promocionada curiosidad. La llevan hasta el año 1938, cuando murió Robert Johnson, una referencia del blues que murió a los 27 años, cuando había dejado apenas 29 grabaciones que alcanzaron para dejar demostrado su talento.
El Club de los 27 también tiene su referencia local. Se trata del caso de Rodrigo Bueno, quien alcanzó gran repercusión en el mundo de la música popular cantando cuarteto, hasta que la muerte lo sorprendió a los 27 años, en un accidente de tránsito ocurrido en la autopista La Plata-Buenos Aires y cuando disfrutaba del momento más alto de su carrera.
EL SUEÑO TERMINO
Para Oscar Jalil, periodista platense especializado en rock, el mito del Club de los 27 se vincula a una época precisa del rock, esa que marca el final del hippismo y que fue descrita con contundencia por John Lennon en su tema "God" (Dios) a través de una frase que quedó grabada en la historia de la música popular: "El Sueño se Terminó".
"El anuncio de Lennon, en ese sentido, se materializó con la muerte de Morrison, Hendrix y Joplin en un breve lapso de tiempo que marcó un antes y un después en la historia del rock. Porque después de esas muertes, la historia sería muy distinta y el hippismo sería absorbido por el sistema y perdería su poder contestatario".
Con todo, las bases de la leyenda quedarían cimentadas a partir de ese momento, considera Jalil: "porque todas esas muertes compartieron características comunes, como la muerte en situaciones poco claras, la fama temprana y una vida de excesos que terminó de una manera trágica. Y el mundo del rock, al que le encanta la mitología -a la que abona y agiganta- adoptó ese mito y lo hizo suyo".
Si bien el mito conservó los datos más comunes y comprobables, fueron muchas las especulaciones que se manejaron para explicar esas muertes, coincidentes en edad y circunstancia. Hasta las más disparatadas. Desde las que asociaban los decesos de esas figuras que compartían una posición contestataria frente al sistema a oscuras conspiraciones urdidas en las cimas del poder, hasta los que llevaban al extremo las supersticiones para sostener que el 27 era un número clave que revelaba que esas estrellas habían hecho pactos con el demonio para alcanzar el éxito y que, puntualmente, habían tenido que pagar su deuda.
Para Jalil, en todo caso, los elementos comunes que se encuentran en las historias que dan pie a la leyenda del club son bien reales: gente que accedió a la fama a edades muy tempranas, que tuvieron grandes dificultades para superar las presiones de esa situación y que encontraron en los excesos una forma de evasión.
LA FANTASIA DE LA ETERNA JUVENTUD
Para el antropólogo platense Héctor Lahitte, el mito del club de los 27 tiene una función dentro del mundo de la música popular: el de satisfacer un deseo conciente o inconsciente: el de la eterna juventud.
"Esto no implica que morir joven se transforme en una `norma social`, dentro del grupo, algo que hay que cumplir. Pero sí que aquellos que, por una razón determinada, mueren pronto y en el apogeo de su éxito, se transforman automáticamente en leyenda", Dice Lahitte.
Ese conflicto con la edad fue puesto en palabras en varios momentos de la historia del rock.
Jalil elige recordarlo en una letra de Jethro Tull, que hablaba de estar "demasiado viejo para el rock y demasiado joven para morir". Otros, como los rockeros enrolados en el movimiento punk elegían hablar de la "muerte joven" y sugerían que lo ideal era "morir a los 25", edad en la que interpretaban que ya se vivió todo lo que vale la pena vivir.
Con todo, paradojas del movimiento, los punks no cuentan con tantos mártires como otros subgéneros del rock. Y muchos de sus cultores todavía recorren los escenarios del mundo recreando sus canciones que ponderaban la consigna "No hay futuro", habiendo superado ampliamente los 40 años.
Mientras tanto, Lahitte destaca que los mitos arraigados en una comunidad determinada, tienen una larga garantía de buena salud.
Y aunque sean muchas las estrellas que mueran a distintas edades, bastará que una muera a los 27 para que el mito se actualice como bandera entre los más jóvenes y como curiosidad entre los mayores. Pero con la seguridad de que unos y otros mantendrán su vigencia.
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