Debate en La Plata por un invento para facilitar los partos
| 4 de Septiembre de 2011 | 00:00
Desde que hace unos días salió en el programa de Susana Giménez, la historia es conocida por millones de argentinos: durante un asado, Jorge Odón, mecánico e inventor de Lanús, le apostó a un amigo que era capaz de sacar un corcho desde adentro de una botella vacía usando sólo una bolsa de nylon, y le ganó la apuesta. Esa noche, ya en la cama con su mujer, lo despertó la idea de que el truco del corcho bien podría aplicarse para facilitar partos y no se detuvo hasta materializarla en un nuevo invento.
El facilitador de partos Odón no es sin embargo un invento más. A lo largo de los últimos cinco años y de manera silenciosa fue abriéndose camino a fuerza de reconocimientos y premios. Los más importantes de ellos han sido el de la Fundación de Bill y Melinda Gates, que promueve los desarrollos para salvar vidas durante el parto, y el que recibió en el Foro Mundial de Innovación Médica, donde quedó entre las diez ideas más prometedoras. Si eso fuera poco obtuvo además un fuerte apoyo de la Organización Mundial de la Salud para investigar sus potencialidades.
No hace falta decir que ni la Fundación Gates regala su dinero, ni la Organización Mundial de la Salud apoya aventuras. El facilitador de partos Odón posee características sobresalientes: de bajo costo y fácil implementación, permite resolver en pocos minutos los riesgos que se presentan cuando una madre, pese a tener el canal de parto dilatado y estar pujando, no logra parir al bebé. No menos importante es que podría servir también para reducir la trasmisión vertical de enfermedades infectocontagiosas durante el nacimiento.
Tras haber superado la etapa de investigación preclínica en simuladores de parto de la Universidad Des Moines, en Iowa, Estados Unidos, el dispositivo creado por el mecánico de Lanús comenzó en marzo último a ser puesto a prueba en humanos. Y desde entonces -cuenta orgulloso Jorge Odón- "ya ha sido utilizado con éxito en once nacimientos" como parte del protocolo de pruebas del Centro de Educación Médica e Investigaciones Clínicas (CEMIC) de San Isidro.
Lo cierto es que mientras que el facilitador de Odon es celebrado por algunos como el último gran invento argentino, distintas organizaciones civiles que pugnan por un parto humanizado lanzaron la última semana una fuerte campaña en su contra. Bajo el lema "las mujeres no somos botellas; nuestros hijos no son corchos", salieron a denunciar los riesgos que vislumbran en torno a su uso y, sobre todo, el "enorme error conceptual" en que se basa el dispositivo.
"UN PUNTO DE PARTIDA ERRADO"
"Si los bebés se trancan es porque hoy no se les da a las madres el tiempo que necesitan para parir. En lugar de eso se las droga para acelerar el proceso, se las anestesia y se las pone acostadas sin libertad de movimiento. Bastaría con evitar esas prácticas para que no hagan falta aparatos para extraer bebés", agrega Cavia, que es doula y documentalista en temas vinculados a la maternidad.
"Cómo el canal de parto tiene la forma de una J, si la mujer está acostada el bebé tiene que ir para arriba y se desaprovecha la fuerza de la gravedad para ayudarlo a nacer. Pero además, el hecho de que la mujer haya recibido anestesia peridural hace que su musculatura se encuentre laxa y el bebé no halle la resistencia del piso pelviano que necesita como estímulo para salir", explica.
"EFECTOS FISICOS Y EMOCIONALES"
"No es más que otro adminículo de tortura entre los tantos que se han inventado desde que las mujeres dejamos que la medicina se inmiscuyera en los nacimientos. Sólo que éste tiene algunas características que lo hacen particularmente macabro; por ejemplo, que su sistema consista en colocar la cabeza del bebé adentro de una bolsa de nylon", dice Silvia Schmidt, directora de Anidando y representante en La Plata de la Red Latinoamericana por la Humanización del Parto.
Lo mismo destaca Cavia. "Cuando el bebé atraviesa el canal de parto, su caja torácica se comprime y eso permite que expulse el líquido amniótico de sus vías respiratorias para empezar a respirar con sus propios pulmones. Con este invento, ese proceso sucede de todas maneras, sólo que el bebé tiene en ese momento la cabeza adentro de una bolsa", señala la coordinadora de la Red Latinoamericana por la Humanización del Parto.
Frente a estos cuestionamientos, Jorge Odón se limita simplemente a responder que también él comparte el respeto por lo natural; que de hecho es vegetariano desde hace 35 años y que prefiere no entrar en polémicas. Pero reconoce a su vez que, como padre de cinco hijos, no tiene muchas dudas: "si al nacer cualquier de ellos se hubiera presentado alguna dificultad, hubiera querido tener un dispositivo como éste para ayudar a sacarlo", dice.
Acaso una postura y otra no sean excluyentes. Acaso, como señalan los defensores del parto respetado, podrían evitarse muchos procedimientos médicos si hoy se respetaran las necesidades naturales de las mujeres para dar a luz. Acaso tampoco esté demás contar con un nuevo recurso de emergencia para una posible complicación, aun cuando no sea más que una en un millón.
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