Chicos de propaganda: cada vez son más los que buscan ser cara publicitaria
| 14 de Octubre de 2012 | 00:00

Descubrir la cara de su hijo en la autopista Panamericana a quince metros de altura sobre un enorme cartel le produjo a Carla Alvarez una extraña mezcla de sensaciones. Dice que fue verlo y largarse a llorar; en parte por el orgullo de tener un hijo tan hermoso, pero también por cierto vértigo que no termina de explicar. Y es que cuando el año pasado aceptó que Siro, por entonces de nueve meses, fuera la cara de una conocida marca de ropa infantil, “no había tomado aún dimensión de lo que significaba”, confiesa
Todo sucedió demasiado rápido: un día subió fotos de Siro en la página de Facebook de esa marca de ropa y al otro día se contactaron con ella para decirle que querían conocer a su bebé. Tras un breve casting junto a otros cinco niños, el hijo de Carla y Diego Randazzo fue elegido para representar a la empresa en la campaña otoño-invierno 2012 de Argentina, Brasil, Chile, México, Paraguay y Uruguay.
A medida que aumentan las producciones publicitarias realizadas en el país, las historias como las de Carla y Siro no resultan tan infrecuentes como podrían parecer. Con costos relativamente menores y un buen nivel técnico profesional, la cantidad de firmas extranjeras que eligen producir sus campañas en Argentina ha crecido durante los últimos tres años; y a la par de ella, también la demanda de modelos tanto para gráfica como para televisión.
”La realidad es que no todo el mundo lo hace por la plata. Las mamás llegan a la agencia con toda clase de expectativas y motivaciones propias”
“Estamos considerados buenos proveedores de niños lindos de tipo latino y europeo”, explica una productora de castings local. Pero lo cierto es que el fenómeno no se limita a una cuestión de conveniencia económica y disponibilidad. Si ya no resulta infrecuente conocer a algún niño modelo -asegura- es también porque “cada vez son más las mamás y papás que quieren ver a sus hijos en alguna publicidad”.
ENTRE EL ENTUSIASMO Y LOS TEMORES
Con una jornada laboral de seis horas que llega a pagarse hasta 3.600 pesos por día y derechos por el uso de la imagen que (según el formato, la cantidad de países y la duración de la campaña publicitaria) puede llevar esa cifra a más de 100 mil, resulta innegable que existen motivos suficientes para entender por qué muchas familias llevan a sus hijos a castings. Sin embargo, “la realidad es que no todos lo hacen por la plata. Las mamás llegan con toda clase de expectativas y motivaciones propias”, cuenta Mónica Di Giulio, directora de la agencia de modelos Brava!
“Creo que en nuestro caso lo que más pesó fue la curiosidad. Quería saber cómo era hacer algo así”, cuenta la mamá de Siro. “La idea surgió de una charla entre amigos”, dice por su parte Victor Canalini, papá de Gianluca (9), quien ha participado ya de media docena de castings. “Todos lo veían fachero y con actitud para modelar, así que le explicamos de qué se trataba y se entusiasmó”.
Lo cierto es que las expectativas con que se afronta la experiencia definen muchas veces el balance que se hace luego de ella, comenta Mónica Di Giulio. “Una campaña publicitaria importante puede implicar un alto nivel de exposición y hay que ver cómo lo vive cada mamá. Mientras que a algunas les encanta; a otras las confunde y hasta las puede asustar”, dice.
A poco de haber vencido el contrato de exclusividad que firmó por seis meses con la marca de ropa infantil, Carla no está segura de querer repetir la experiencia. “Después de que aparecieran las fotos de Siro en un montón de revistas, una marca de pañales y otra de ropa para nenes nos contactaron para hacer publicidad pero no acepté porque no sé si quiero exponerlo tanto. Me da miedo que sus fotos pueden aparecer después en cualquier contexto, pero sobre todo me da miedo de que me lo quieran robar”, admite.
“NO BASTA UNA CARA BONITA”
Si bien es cierto que tener un rostro atractivo determina en gran parte las chances de ser elegido para hacer una publicidad, en la mayoría de los castings publicitarios esta condición no basta por sí misma. Y ahí es donde suelen desmoronarse en muchos casos las expectativas de mamás y papás.
“En los castings infantiles te encontrás siempre con dos clases de chicos: tenés por un lado a los hiper extrovertidos, que son como mini-estrellitas que salen en todos lados; y tenés los nenes lindos a los que sus mamás los llevan con alguna clase de expectativa propia. Cualquiera sea el caso, lo importante es escucharlos para saber qué quieren ellos porque se corre el riesgo de exponerlos a situaciones de enorme presión”, dice la productora de castings Victoria Andino “Un chico puede ser muy lindo y hasta cantar muy bien frente a su familia, pero las cosas son distintas durante una producción publicitaria: ahí entra a jugar la presión y a veces se echan atrás”
“Sucede que las producciones publicitarias están diseñadas con un montón de mecanismos para contener a los chicos. En la mayoría de ellas tenés, por ejemplo, lo que se llama una `baby wrangler`, una persona que se ocupa de ayudarlos a hacer lo que se les pide. Pero la idea no es que los chicos la pasen bien, sino que rindan laboralmente lo más posible”, explica.
Por eso “cuando una mamá decide llevar a su hijo un casting tiene que tener en cuenta que el chico puede ser muy lindo y hasta cantar muy bien delante de su familia, pero que cosas van a ser distintas en una producción -agrega-. De pronto ese chico se va a encontrar frente a una cámara, en medio de un montón de personas y tiene que rendir porque el tiempo corre. Entonces hay que estar muy atento de qué es lo que sucede y aceptar la posibilidad de que tal vez se eche atrás”, explica la productora de castings.
No menos importante es tener presente que la experiencia puede enfrentar a los chicos a una eventual frustración. “Las variables que terminan resolviendo un casting son impensadas. Por ahí el nene es lindo y hace todo bien pero no queda porque se estaba buscando otro perfil. S los padres no manejan esa situación con cuidado, a medida que se suman los rechazos algunos chicos pueden llegar a sentirse muy mal, porque sienten que los que fallan son ellos”, cuenta Victoria.
Que el universo de los castings infantiles puede ser en ocasiones demasiado exigente para algunos chicos es algo que quienes lo conocen desde adentro no podrían negar. Con todo, lo que más determina la experiencia es la forma en que lo viven los papás y las mamás. Lo más importante -aseguran los productores- es no imponérselo como un trabajo sino tomarlo como una diversión”.
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