Reabren una histórica muestra de taxidermia
| 25 de Marzo de 2012 | 00:00
Un yaguareté de ojos brillosos que parece a punto de atacar a su presa, un oso hormiguero recostado, un fornido carpincho. En el Jardín Zoológico de La Plata estos animales están inmóviles y además se los puede apreciar de cerca y hasta, con algún cuidado, tocarles la piel. Gracias a un proceso de taxidermia, aunque murieron hace tiempo, parecen casi tan vivos como los que a pocos metros se exhiben en sus ambientes. La técnica, inventada en tiempos inmemoriales, se practica en el paseo del Bosque con fines de conservación y educativos y en pocas semanas, tras los trabajos de mantenimiento y reparación de las piezas existentes y del acabado de nuevos ejemplares, la exposición se reabrirá para el público.
La taxidermia a la que se somete a las especies fallecidas es una práctica que en la actualidad se lleva a cabo para alcanzar los mejores resultados en materia didáctica. Y es que luego de un complicado y meticuloso trabajo en el que se extraen los órganos del animal, que puede ser de cualquier tamaño y clase, y se lo "rearma" para la exposición se consigue presentarlo con una imagen muy similar a la que portó en vida.
Más de una decena de especies taxidermizadas, según estima el director del Zoo local, Diego Balducchi, estarán a la vista de los visitantes el mes próximo. Además del yaguareté, el carpincho y el oso hormiguero habrá un oso de anteojos, un pecarí, un lobo marino, un ciervo, monos y aves, entre otras piezas abordadas por el equipo de taxidermistas del Zoo. La experiencia, en rigor, ya se ha desarrollado en el paseo y ahora se reimpulsará en un ambiente renovado que acompañará la atracción con luces especiales y sonido acorde a los hábitats.
LAS FORMAS QUE DETECTAN LOS CIEGOS
"Educar es parte del rol del Zoo, que con personal capacitado integra a la gente ciega o con problemas visuales. Además de aprovechar el recurso de la taxidermia se les ofrece a los visitantes el nombre de cada animal escrito en Braille. Lo tocan y escuchan el sonido característico del animal", puntualizó Balducchi.
UN TRABAJO ARTESANAL
Para empezar, una vez que el animal muere se somete el cuerpo a un mínimo de 72 horas de frío, un paso necesario para frenar la actividad bacteriana. Lo que dura la tarea de reconstrucción a partir de ese momento depende del tamaño del ejemplar y de sus características, porque un ave, por caso, recubierta de plumas, requiere de un tratamiento mucho más delicado que un mamífero de piel uniforme. Luego, se extraen los órganos y la mayor parte de la osamenta y se reemplazan por diversos materiales como poliuretano y alambres. A la piel se la conserva con productos que evitarán la putrefacción, lo mismo las astas de los cérvidos. Los ojos se reponen con material artificial que se consigue en el mercado para cada especie distinta.
"Se busca que en el resultado final la pieza no sea más pesada que en estado natural, sino bastante más liviana, para que no haya inconvenientes con los traslados", indicó el director del Zoo.
El procedimiento se realiza sólo en la fauna autóctona o exótica cuya muerte se produjo de manera natural o traumática, pero nunca sobre ejemplares que fueron atacados por alguna enfermedad que al extraer los órganos puedan poner en riesgo de contagio a los taxidermistas.
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