Dolor de columna durante el embarazo

Por Dr. Norberto Furman Doctor en kinesiología y fisiatría

Si usted ya pasó el cuarto mes de embarazo, no se extrañe si un desagradable dolor de cintura la despierta una mañana; esto no es matemático y mucho menos una sentencia para cualquier mujer en busca de uno de los estados más sublimes de la naturaleza.

La cuestión es que la mujer, mes tras mes ve transformarse su cuerpo que se acentúa allá por el quinto o sexto mes, y es justamente durante este período donde se hacen más visibles los cambios estéticos debidos a la distensión abdominal y es esta prominencia del vientre la que obliga a la pelvis a inclinarse hacia adelante; como consecuencia directa, la columna lumbar se curva aumentando su cavado, el dorso tiene que compensar el equilibrio tirándose hacia atrás, dando una marcha "majestuosa" característica de la mujer embarazada.

Esta postura somete a los músculos de la columna y de la zona glútea a un trabajo excesivo de sostén al que no están acostumbrados dando dolores, debido a la contracción sostenida y permanente, la cual fatiga y agota dichos músculos.

A su vez la inmovilidad duele; la mujer muchas veces teme dañar el feto por lo que trata de hacer la menor cantidad de movimientos posibles. Por otra parte, los músculos abdominales deben realizar un trabajo más intenso de sostén, debido al aumento de peso; recordemos que como aumento máximo durante todo el proceso de embarazo se sugiere no sobrepasar los 10 o 12 kg, incluyendo el aumento producido por la retención de líquido.

Como solución a estos dolores lumbares, se deberá iniciar ejercicios a partir del quinto mes; estos deben contribuir a fortalecer tanto a los músculos glúteos como a los abdominales; esto no se puede garantizar porque hay casos en que la pared abdominal es insuficiente a causa de partos frecuentes, personas muy obesas o por haber sufrido cirugías; en estos casos se aconseja el uso de una faja o corset que cumpla artificialmente la función de los músculos abdominales.

Es también recomendable la utilización de zapatos con tacos de 4 ó 5 cm. de alto, los que favorecen el equilibrio pélvico.

Con respecto a la musculatura tensa, son extremadamente beneficiosos los masajes suaves sin uso de aparatos como ondas cortas o ultrasonidos o vibradores pues pueden actuar como elementos abortivos; estos masajes bien hechos calman los dolores de cintura y de piernas, típicos de la última etapa del embarazo.

Por último, existen técnicas de movilizaciones vertebrales muy específicas para estos casos, que alivian casi en forma inmediata los padecimientos de una madre a la que no se le pueden administrar ni siquiera aspirinas.

Por todo esto, si usted está atravesando este hermoso estado de gravidez y padece dolores de cintura, sepa que estos se curan o al menos se alivian considerablemente; atiéndase, aún está a tiempo, no siempre es necesario sacrificarse en pos del hijo que vendrá y como futura madre, bastante trabajo tendrá en la ardua tarea de usar su columna para la crianza de la criatura.

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