Se duplicó el número de egresados mayores de 30

El número de alumnos mayores de 30 años está experimentando un sensible crecimiento en las universidades del mundo entero, un fenómeno que se atribuye tanto a los estudiantes que se retrasan en sus carreras como a la aparición de un nuevo perfil de alumno: el que vuelve a las aulas, ya casado y con hijos, para encarar una segunda carrera con el objeto de ganar competitividad en un mercado de trabajo cada vez más exigente, o el que lo hace sólo por el placer de estudiar.

Mientras en 2005, en la UNLP se recibieron 337 alumnos mayores de 36 años y 491 de entre 31 y 35, esas cifras se duplicaron en 2011

En la Universidad de La Plata, por ejemplo, mientras en 2005 se recibieron 337 alumnos mayores de 36 años y 491 de entre 31 y 35, esas cifras se duplicaron en 2011. Mientras tanto, la cantidad de graduados de entre 25 y 30 años se mantenía estable.

Al tope de las preferencias de los que buscan una segunda carrera se ubican, en el caso de la UNLP, las Humanísticas y las de Bellas Artes, según datos de la dirección de Articulación Académica.

El fenómeno no se circunscribe a la universidad local, sino que se da en todo el mundo y ha motivado estudios específicos en países como España. La diferencia con la UNLP es que, en otros casos, viene acompañado por una sensible disminución de los alumnos más jóvenes: el perfil tradicional del egresado secundario que pasaba directamente de las aulas del colegio a las de la universidad. Muchos de esos alumnos hoy eligen otras opciones, en el marco de una sensible diversificación de la oferta, incluyendo terciarios no universitarios. En este último caso, la oferta creció un 31% entre 2004 y 2010.

PERFIL

Los especialistas ya dibujan un perfil del estudiante mayor de 30: económicamente independientes, con cierta disponibilidad horaria, casados y hasta con hijos.

Los datos manejados en la Universidad de Buenos Aires, por caso, indican que la cantidad de estudiantes con estas características creció un 60% en la última década, al tiempo que caía un 36% el número de menores de 20 años y un 25% el de menores de 22.

Por lo pronto, este fenómeno de alcance mundial plantea algunos desafíos nuevos a las casas de altos estudios, tales como el de integrar a alumnos de edades muy disímiles y con distintos grados de madurez.

A la hora de explicar las razones, los especialistas destacan que muchos de los alumnos que superan los 30 años son aquellos no profesionales que, con el objeto de progresar en un mercado de trabajo muy competitivo, buscan una actualización.

En la universidad de Buenos Aires, además, destacan que este grupo está integrado por muchos estudiantes que se retrasan en sus carreras, la mayoría por cuestiones de trabajo.

Según los datos manejados en esa casa de altos estudios, el 63% de los alumnos que cursan en sus claustros, además, trabajan.

Ese porcentaje representa un 6% más que el que se registraba en el año 2004.

Además, del conjunto de los que trabajan, el 35% tiene comprometidas por el trabajo más de 35 horas semanales.