Se afianza el polo de boliches entre plazas Moreno e Yrigoyen
| 17 de Junio de 2012 | 00:00

Repleto de bares, restaurantes, pubs y salones de fiestas, el tramo de diagonal 74 entre plazas Moreno e Hipólito Yrigoyen es clave a la hora de chequear el pulso de la movida nocturna platense. Cada madrugada de sábados y domingos, miles de jóvenes y no tanto pululan sin cesar por viejas casonas recicladas, entre clásicos del rock nacional e internacional, picadas, pizzas, cervezas y fernet. Doce años después de su gestación, la mayoría de los observadores del sector coincide en que se trata del polo gastronómico-recreativo que más creció en la Ciudad en la última década, y en que el fenómeno aún “no tiene techo”.
Los analistas creen que los emprendedores eligen la zona por una combinación de razones urbanísticas y económicas. Carlos Tagliafico, vicepresidente de la Cámara de Bares y Restaurantes de La Plata, Berisso y Ensenada, explica que “la fisonomía del barrio es favorable; está muy cerca del centro, con buena accesibilidad por tratarse de una avenida importante, iluminación, veredas amplias, y lugar para estacionar. Además, en los comienzos, había casas y locales antiguos con margen para reciclar. Ahora es diferente porque los alquileres, que comenzaron siendo accesibles, se triplicaron en los últimos cinco años, y quedan pocos locales aptos. Pero mientras se siga enriqueciendo la variedad de propuestas -algunas más orientadas a lo gastronómico y otras tipo pub-, el crecimiento no tiene tope; basta observar que en Meridiano V se está dando algo parecido. Es que La Plata siempre va a tener el impulso de la vida universitaria, pero además es cabecera de un región que se acerca al millón de habitantes”.
aca no habia nada
“Abrimos el bar con un grupo de amigos en noviembre de 1999, cuando en la zona no había nada... A la madrugada, bajábamos la persiana y nos quedábamos mirando; no andaba un alma, era un poco inquietante”. Leandro Francischelli y sus socios fundaron un bar en la esquina de diagonal 74 y 59, tomando algo del espíritu de la antigua fonda de barrio preexistente en el lugar y traduciéndolo en una estética “retro”: decoración con viejas publicidades y fotos deportivas, carteles y objetos anacrónicos, cuadros de artistas platenses al tono. Hoy son parte de un conjunto variopinto y en permanente expansión.
“La zona se fue consolidando, potenciando y ampliando el perfil de público” señala Francischelli, “pero hubieron épocas difíciles, como el ‘rebote’ de la crisis de 2001-2002, cuando todo el mundo quería abrir un bar y se saturó la oferta, sobre todo en la onda que proponemos: mucho rock nacional, clásicos internacionales de los ‘60 a los ’80, comida informal pero abundante, picadas, pizza, menúes adecuados para la reunión de amigos. A nosotros se nos dio una particular combinación en la que pueden convivir la gente del rugby o habitué de los bares más tradicionales con la que surge de Bellas Artes y entornos un poco más bohemios, y eso gustó; de hecho, varios clientes habituales iniciaron proyectos en esta misma zona y en otras de la ciudad, compartiendo algunas características y diferenciándose en otras. Ahora por suerte todo se diversificó y no competimos por la misma gente”.
Gastronomia
En el eje de diagonal 74 entre 14 y 19, sobre ambas manos de la avenida forestada con plátanos y palmeras, ya existe una docena de comercios vinculados con la diversión nocturna: la amplia mayoría son bares y pubs, pero también los hay orientados a la gastronomía, un mega-salón para eventos, pizzerías y heladerías. La cuadra que más los concentra es la comprendida entre 16 y 17, con siete. Desde hace algunos años, las calles transversales a la diagonal también albergan espacios de este tipo, aunque no todos han perdurado.
nace un circuito
“Elegimos nuestro local en 2002, por un tema edilicio; era un lugar que nos permitía soñar con crecer, y en ese entonces estaba a nuestro alcance” relata Emiliano, uno de los propietarios del bar ubicado en diagonal 74 entre 57y 58: “pensábamos que crear otra alternativa cerca del comercio de la esquina iba a ser beneficioso para todos, iniciando una especie de circuito y así fue. Ahora la zona convoca gente de edades desde los 18 y los 30 y tantos; si bien parece estar cerca de su techo en cuanto a expansión, todavía son más los abren que los que cierran”.
El emprendedor explica que “en la noche de los fines de semana se pueden distinguir tres etapas: la primera es esencialmente gastronómica, en coincidencia con la cena; la segunda de transición, más o menos entre las 23 y la 1, donde algunos alargan la sobremesa y otros van llegando para tomar algo y encontrarse con sus amigos en un entorno tranquilo; y la tercera bien pasada la 1, ya con tragos y música fuerte”.
“Un proceso similar al que se vive hoy se dio durante los ‘90 en otro sector de la diagonal, entre 7 y 12, pero quizás con un perfil más adolescente en lo relacionado con la diversión nocturna” recuerda Tagliafico: “una vez ocupado ese tramo, aparecía como algo lógico seguir hacia el sur de plaza Moreno, apuntando a un público universitario y de más de 25 años”.
El dirigente considera que los desafíos a futuro pasan, del lado de los bolicheros, por “afianzar lugares y circuitos en los que la gente se sienta a gusto y contenida”; y del lado de las autoridades, por “entender que se puede dialogar por el bien común, pero no ir contra los usos y costumbres de la gente, y se debe tener en cuenta que los comerciantes del rubro son inversores platenses que le dan empleo a jóvenes platenses en su gran mayoría”.
En este contexto, el precio de los alquileres es un factor seguido con atención. “Cambiaron bastante más que el barrio” admite Franceschelli: “hace diez años hablábamos en números de tres cifras, y ahora no bajan de cinco”.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE