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"A La Plata la idealizo, es mi ciudad platónica"

Rafael Felipe Oteriño, una voz primordial de la poesía argentina. Destaca la obra de López Merino y Horacio Castillo. Miembro de la Academia de Letras. Su versión sobre Borges. El rol del intelectualPor MARCELO ORTALE

"A La Plata la idealizo, es mi ciudad platónica"

Rafael F. Oteriño

3 de Junio de 2012 | 00:00

"A La Plata la idealizo, es mi ciudad platónica, ya no puedo saber si la imagen que tengo de ella calza con la ciudad real. Sabemos que quien se aleja hace, sin quererlo, una síntesis buena o mala del lugar donde vivió. La mía es buena, inmejorable: me gusta hablar de una ciudad universitaria, ubicada entre el río, la gran capital y la llanura pampeana; recreada año tras año por generaciones de estudiantes y por la discusión parlamentaria; propensa al arte y al deporte...", dice Rafael Felipe Oteriño, poeta platense que vive desde hace años en Mar del Plata pero que permanece íntimamente ligado a nuestra ciudad.

Distinguido con los principales premios nacionales, académico de letras, cada tanto Oteriño viene a La Plata, recorre las calles y confronta sus recuerdos con la ciudad de hoy. También la infancia en City Bell aparece en su memoria: "City Bell es, para mí, el verano y los libros que me llevaba a la quinta para leer durante las siestas: todo Güiraldes, todo Benito Lynch, Lugones, la poesía gauchesca. Veranos de caballos, bicicletas, días de pesca en arroyos cercanos, noches mirando el cielo, rodeado por una profusión casi mágica de luciérnagas. Olor a campo y a lluvia".

Cuenta que su bisabuelo, llegado en los tiempos de la fundación, compró varios lotes en la zona de 7 y 61. En esa esquina construyó una casa con reminiscencias gallegas y los Oteriño de las siguientes generaciones vivieron allí. "En plaza Rocha jugué a la pelota, remonté barriletes y, años más tarde, la crucé infinitas veces para encontrarme con mi amigo del alma, Horacio Castillo, que vivía entonces en diagonal 78 entre 5 y 6".

También cruzó esa plaza durante los años de jardín y primaria que cursó en la escuela Joaquín V. González y de secundaria en el Colegio Nacional. Si a eso agrega el tiempo en que estudió abogacía, dice, "puedo afirmar no sin orgullo que soy un típico hijo de la Universidad Nacional de La Plata. Eso equivale a decir que soy hijo de una conducta y una libertad enseñadas por esos muros".

Tanto sus padres -Rafael Oteriño y Emma Jáuregui- como sus abuelos fueron platenses. El padre, abogado, se dedicó a la docencia. "Mi abuelo paterno, Felipe, fue, lo he investigado, el primer novelista platense: en 1902 publicó en el diario EL DIA y en folletín -o sea, en la plana inferior de la página y en ediciones sucesivas- la novela "Margarita", de la cual escribió una nota elogiosa su contemporáneo Benito Lynch".

Ese abuelo escritor fue también vicepresidente de la comisión directiva que encaminó al club Estudiantes de La Plata hacia el fútbol profesional. "El football, igual que la condición de goalkeeper (arquero) -términos entonces usados sin traducción-, eran hechos sociales además de deportivos. Décadas después, mi padre también fue vicepresidente del club en dos oportunidades. La camiseta con los bastones verticales rojos y blancos está, pues, en mi sangre. Pero tengo un defecto ocular: en los partidos sólo veo a los jugadores de Estudiantes..."

Recientemente se jubiló como camarista civil y comercial de la Justicia provincial, es profesor titular de Derecho Civil en la Universidad Nacional de Mar del Plata y está casado ahora con Silvana Ballarin, jueza de un tribunal de Familia de Mar del Plata y también profesora universitaria de esa disciplina.

Publicó los siguientes libros de poesía: Altas lluvias (1966); Campo Visual (1976); Rara Materia (1980); El príncipe de la lluvia (1983); El invierno lúcido (1987); La Colina (1992); Lengua Madre (1995); El orden de las olas (2000); Cármenes (2003); Agora (2005) y Todas las mañanas (2010). Es miembro de la Academia Argentina de Letras y recibió, entre otros premios, los del Fondo Nacional de las Artes, Secretaría de Cultura de la Nación, el Premio Nacional y el Gran Premio de Honor de la Fundación Argentina para la Poesía.

¿Qué primer libro lo impresionó en la infancia?

"Seguramente fue Robinson Crusoe... y también me el Moby Dick de Melvilla. Fue después y hasta hoy que poesía y la teoría literaria me interesaron más".

¿Desde cuándo escribió?

"Comencé a escribir alrededor de los 15 años, movido -ahora podría decirlo- por el impulso de clarificar mi mundo. Con Néstor Mux, primero, con Castillo, después y hasta su muerte, mantuvimos siempre un diálogo fervoroso sobre esta actividad de algún modo indefinible, pero que opera como una red última de sentido: la poesía.

¿Qué se busca al escribir, qué buscaba usted?

"Buscaba crear una realidad alternativa capaz de aventar las respuestas convencionales, la equidistancia de los opuestos, el sinsentido y la desmemoria... Buscaba y aún escribo para crear un piso donde poder hacer pie".

¿A quién admira como escritor?

"Borges en primer término. Borges es un monumento que crece y crece. Pero no siempre es posible convivir con los monumentos, por lo que mis lecturas varían por períodos. Ahora estoy traduciendo del inglés a otro poeta gigante que vengo leyendo desde hace años: Czeslaw Milosz. Un testigo del siglo pasado, que vivió todas las peripecias: guetos, exilios, profecías e ideologías, la fe católica y el totalitarismo soviético, sin perder por ello la noción de pertenencia a un lugar y a una lengua, a los que volvió, ya anciano, para morir en su Polonia natal".

¿Qué se puede aprender de ellos?

"De Borges aprendí que la curiosidad y el goce son las principales fuentes de la escritura, que sin ellas no hay literatura. También aprendí la necesidad de mantener un grado de inocencia, en paralelo con un alerta crítico, que permitan ver lo particular en lo general y el universo en la gota de agua. De él sigo admirando su capacidad para hacer con las bellas ideas bellas invenciones literarias.

¿Cuáles son sus poetas platenses preferidos?

"López Merino tiene un lugar bien ganado en la literatura platense. Speroni fue entrañable; cuando éramos jóvenes copiábamos su voz al leer nuestros poemas. Pero Horacio Castillo fue quien dio a la literatura platense latitud universal. Si López Merino representa a la ciudad íntima, provinciana, Castillo personifica la irrupción de la metrópoli universal. Entre estos dos extremos se escribe la literatura platense, cuyo género literario por excelencia es la poesía.

¿La literatura tiene futuro?

"La literatura, sí; los libros tal vez no. Aquélla es un modo de ejercitar la mente y la imaginación y de ensanchar el horizonte vital, por lo que es parte de la naturaleza humana. Los libros, en cambio, pueden adoptar nuevos formatos. De hecho ya los hay, como el libro electrónico".

¿No existe hoy una revalorización del libro? ¿No hay ahora más lectores?

"Tengo una interpretación un poco pesimista: creo que es por obra -no necesariamente deliberada- del mercado, que en su pulsión hacia el consumo entroniza el fetichismo de la mercancía -esto es: la autoayuda, los dioses repentinos, las seudo filosofías, el protagonismo de los animadores televisivos-, restando oportunidad a la literatura que, como elaboración espiritual, exige una participación comprometida del lector. Cada vez sabemos más de los animadores de la TV y menos de Dante. Pero Dante sobrevive, pese a todo, porque la literatura sabe esperar a su lector.

La poesía popular no parece esperar tanto, llega de inmediato.

"Es así. Si por poesía popular entendemos la obra de Serrat, por ejemplo, o la enorme poesía del tango, entiendo que su vigencia está legitimada por una prosodia sabiamente enlazada con sentimientos compartibles. Y esto es ejemplar y admirable. Lo tuvieron también Homero, Aristófanes, la juglaresca, el propio Dante. Está presente en el Martín Fierro y en el Facundo".

¿Cómo ve a la educación en el país?

"El vértigo por alcanzar resultados perentorios y, también, la incidencia del mercado convirtiendo a los hombres en consumidores antes que en personas arruinan todo. La educación es la elaboración paciente de una sociedad y se construye en un proceso en el que los educadores pasan a los alumnos, de mano en mano -como la llama olímpica-, sus pequeñas o grandes parcelas de conocimiento. Es una ética, una comunicación y una trascendencia. No es regalando computadoras como se educa, sino enseñando a utilizarlas con algún provecho, puesto que no son éstas fines sino instrumentos.

¿Qué rol le corresponde jugar a un escritor en la sociedad política?

"El papel del intelectual es el de ser la mala -y también la buena- conciencia de su tiempo. En lo remoto, Sócrates es el ejemplo. En lo más cercano, Ezra Pound al escribir el Canto XLV, que comienza "Con usura ningún hombre puede tener una casa con buenos cimientos". Y, para volver a Milosz: cuando afirma: "El propósito de la poesía es recordarnos/ lo difícil que es seguir siendo persona,/ porque nuestra casa está abierta, no hay llaves en las puertas/ y los huéspedes invisibles entran y salen a voluntad" Y también (no me quiero privar de citarlo), el poema de René Char que dice: "En mi país las tiernas pruebas de la primavera son preferidas a los fines lejanos.". Esto es: una instancia crítica, una realidad alternativa, una contracultura que arroja aire nuevo sobre el poder. En este paralelismo, el intelectual se convierte en un guardián de lo humano en un mundo que pierde estatura humana".

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Clic para ampliarEntre los árboles platenses que en sus caminatas va reconociendo con precisión, uno a uno, por sus nombres y características, o frente al mar en la zona de Playa Grande, donde vive. Acompañado por sus tres hijas -Soledad, María del Mar, Pilar- por sus nietos y su mujer, por su biblioteca infinita y los poemas que enhebra a la distancia, siempre a la distancia ("Es mejor así, porque puedo ver la obra del tiempo/ que de ordinario le es negada a un solo hombre"), en esa ciudad platónica tan parecida a La Plata, Oteriño labra una obra sólida, nunca banalizada, con una poesía que le enseñó "a convivir con las penas y a darle dimensión trascendente a las alegrías".

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