Woody Allen sigue de paseo

Por

ALEJANDRO CASTAÑEDA

AMOR EN ROMA, de Woody Allen.- En “Medianoche en París”, iba al encuentro de sus fantasmas preferidos. Y ahora, en Roma, sale a buscar sus propios fantasmas, ese arsenal de temas y criaturas que inspiraron una de las obras más disfrutables que dio el cine. Woody se mira adentro y deambula por una Roma eterna y cautivante que descorre sus mejores ventanales para echarle un vistazo a cuatro historias livianas y amables. Una de ellas, protagonizada por un Woody Allen que nos avisa que no quiere jubilarse y que va seguir paseando por el mundo, ligero de equipaje.

El paso del tiempo se le nota. No sólo al actor, sino también al escritor. No están sus réplicas brillantes; algunos buenos momentos sólo se sostiene a puro oficio; y la historia recrea viejos asuntos sin agregarle nada nuevo: la muerte, el análisis, los artistas, la fama, las dudas del amor. No hay tiempo ni ganas de seguir gastara ironías, El resultado es un filme liviano, llevadero, de notas suaves y románticas, el amable diario de viajes de un ex cínico que se ha vuelto condescendiente. Y al fondo, de esa Roma eterna y enamoradiza que acaso nos enseñe que no todo lo viejo pierde encanto. (*** BUENA)

AMOR Y SANGRE

SOMBRAS TENEBROSAS, de T. Burton.- El gótico exuberante y tierno de Tim Burton luce alto en esa película que tiene como tema central el amor y los fantasmas que él desata. El libro es atrayente y está muy bien servido. Barnabas vuelve del más allá convertido en vampiro para poner en orden su vida y salvar su familia. En la inmortalidad nada termina. Y aquí reencontrará aquella bruja y aquellos amores. Es el vástago de una familia que sobrevive a pura apariencia en un castillo de Maine. Todos sus moradores son personajes de Burton, tipos freaks, lanzados, raros. Barnabas es el amor imposible de una bruja que, por despecho, en el pasado le mato su novia, lo convirtió en vampiro y lo metió bajo tierra. Entre sangre, brujerías y peleas los seres de Burton animan otra vez un cuento de hadas que se sobrepone al estilo recargado de un director capaz de estilizar lo peor y lograr criaturas frágiles, queribles y perdonables. La historia no da respiro y su final es encantador: hay que elegir entre la inmortalidad o el amor, entre ser humano o vampiro entre durar o querer. La sangre -nos dice- puede demorar el envejecimiento o apurar el amor. (*** BUENA)

NADAR CONTRA LA CORRIENTE

UN AMOR IMPOSIBLE, de Lasse Hallström.- El salmón enseña el camino en esta agradable comedia romántica que tiene a la dulce Emily Blunt en el centro de una historia sobre imposibles. Hay un millonario emir que quiere trasladar miles de salmones escoceses al árido Yemen, con la aspiración de convertir el desierto en un vergel. Pero su misión irá más allá. Porque también hará un vergel del desierto corazón de ese biólogo escocés que debe llevar adelante esa experiencia. El biólogo es un tipo opaco, aburridón, con un noviazgo a su altura. Y en esas arenas, tan movedizas como sus vínculos, conocerá a una relacionista que se quedó sin novio. Y entre todos, nadaran contra la corriente. El film pregunta: ¿es posible el amor entre dos personas distintas que apuestan a lo imposible? Una película elegante, bien armada, sensible que aconseja no desfallecer ante lo imposible. Los personajes dudan, pero el salmón tiene la respuesta. (*** BUENA).

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