Alberto Segundo Carlos Fava

Maestro de ingenieros, gestor de aportes esenciales a la tecnología constructiva nacional a partir de sus estudios acerca de las aplicaciones del hormigón, asesor en obras viales e hidroeléctricas de gran envergadura, Alberto Fava, quien falleció a los 98 años, deja en la Ciudad una huella trascendente de capacidad, prestigio y compromiso con los desafíos de su tiempo.

Nacido en San Pedro el 15 de noviembre de 1913, llegó a La Plata muy joven para inscribirse en la Universidad Nacional, cuyos claustros lo tuvieron como estudiante destacado hasta su graduación como Ingeniero Civil. A partir de ese momento inició una fecunda carrera que promovió y acompañó los avances técnicos sin perderles pisada y en muchos casos anticipándolos, con un enfoque minucioso e integral.

En el terreno docente, impartió clases en la UBA y en la facultad de Ingeniería de la UNLP -de la que fue vicedecano-, integrando una recordada cátedra de Ensayos de Materiales junto a José Colina y David Tesler, desde la que supo ganarse el aprecio de sus discípulos merced tanto a su erudición como a la manera generosa en que la compartía.

A mediados de los ‘60 se embarcó con Arturo Bignoli y Arturo Guzmán en la redacción del fundacional Proyecto de Reglamento Argentino de Estructuras de Hormigón (PRAEH); en ese mismo plano, trabajó junto con Colina en la norma CIRSOC (Centro de Investigación de Reglamentos de Seguridad para las Obras Civiles) de 1982. Designado al frente del departamento de Tecnología del Hormigón del Laboratorio de Ensayo de Materiales e Investigaciones Tecnológicas (LEMIT), su gestión tuvo como sello la independencia política y la eficiencia administrativa.

Redactor de textos de ineludible lectura para especialistas, fue audaz y riguroso en sus planteos; en su caracterización del hormigón reforzado con fibras de acero, trazó una celebrada analogía con la experiencia de los horneros, que obtienen un material de alta resistencia combinando arcilla con hebras de pasto y pequeñas ramas. Como asesor, participó en los complejos hidroeléctricos Alicurá, El Chocón y Piedra del Águila, el túnel subfluvial Hernandarias, los puentes Resistencia-Corrientes y Zárate-Brazo Largo, y la central nuclear Atucha II.

Presidente de la Asociación Argentina de Tecnología del Hormigón, miembro emérito de la Academia Nacional de Ciencias Exactas, la Academia Nacional de Ingeniería y su homóloga bonaerense -que instituyó un galardón en Tecnología del Hormigón que lleva su nombre-, recibió el premio “Luis Migone” del Centro Argentino de Ingenieros; el Konex 1993; y el diploma de honor del centenario American Concrete Institute, organismo rector en el ámbito mundial.

Casado con Mabel Ballarati, tuvo cuatro hijos: Alberto -fallecido-, Guillermo, Fernando y Carlos, que se prolongaron en nietos y bisnietos a los que se prodigó entrañablemente.

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