Estudiantes: amargó al puntero

COMENTARIO
Por MARTIN CABRERA

Como en los viejos y buenos tiempos, ayer Estudiantes se pareció a esos equipos ordenados que tiempo atrás consiguieron cosas importantes. No brilló y tampoco escribió un capítulo para la posteridad. Pero se volvió del Bajo Flores con una sonrisa. Porque fue equilibrado y mostró hombría para jugar en la cancha del puntero, que tenía todo preparado para la fiesta (que pudo ser si hubiese ganado), y por momentos hasta lo puso en aprietos. Empataron 0-0 San Lorenzo y Estudiantes, un resultado que no admite discusión, ya que ninguno de los dos hizo méritos como para quedarse con los tres puntos.

El empate, claro, dejó al local en una situación incómoda en el tramo final de un torneo que tenía en el bolsillo. Porque tendrá que jugar de visitante contra un equipo que está sólo dos puntos por debajo. Si pierde, chau a una ilusión que salvaba el año luego de sus frustraciones en las copas Sudamericana y Argentina.

A Estudiantes el punto lo dejó sin chances matemáticas de ser campeón, algo que ni el más optimista del plantel o de los hinchas tenía en mente. En cambio, el punto le permitió llegar a los 27 puntos y saber que ya no realizará el peor año en sumatoria de puntos (igualó la cosecha de 2011, fue de 47 puntos anuales). Y, de ganarle a Tigre llegará a los 30, una cifra a la que no llega desde que fuera campeón.

De todos modos, lo mejor no fue lo numérico. Lo mejor de Estudiantes fue su actitud para jugar el partido: en ningún momento fue acorralado por el puntero, en todas las líneas se mostró firme, fue astuto y tuvo en su capitán al guía que parecía estar cerca del retiro.

Fue Verón la persona que manejó durante los 90 minutos el ritmo del partido. En el primer tiempo no sólo que fue siempre la primera opción de pase, sino que buscó la devolución y hasta se tiró a los pies para recuperar alguna pelota. Ya en el segundo, sufriendo una temperatura infernal, se limitó a jugar de estratega. Y fue la figura.

San Lorenzo casi que no lo complicó en todo el partido. Salvo un par de desbordes por la derecha en el primer tiempo, un jugadón de Nacho Piatti por la izquierda en el segundo que terminó en una mala definición de Elizari y el supuesto penal a Cavallaro, el local no tiró los pergaminos sobre la mesa.

En cambio el Pincha, en ese orden que por momentos pareció mostrarlo en cámara lenta y sin ganas de buscar los tres puntos, se hizo sólido en defensa, inteligente en el medio y con dos chances clarísimas para convertir. Primero Alvaro Klusener estrelló una pelota en el palo y luego Torrico le dijo que no a Jonatan Silva. Sumó, tuvo una prueba de carácter luego del mal funcionamiento contra Colón, le dio una cocción a sus juveniles y parece ir camino a un fin de año con una sonrisa. Ah, también amargó a San Lorenzo.

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