Tres turnos seguidos de guardia para cubrir a los compañeros inundados

A Leandro Arriola le entraron 40 centímetros de agua en su casa de Altos de San Lorenzo el día de la inundación, pero eso no le importó. Consciente de que muchos de sus compañeros de trabajo habían corrido peor suerte eligió cubrirlos en una seguidilla de guardias de 24 horas durante la que sólo pudo dormir 30 minutos. No contento con eso, cuando salió del hospital fue a ayudar a su cuñado y a un compañero a sacar el agua de sus casas. Y los días siguientes, sabiendo que iba a haber muchos afectados que no iban a poder volver al trabajo, volvió a la guardia, aunque no le correspondía. “Hice lo que tenía que hacer; había compañeros que estaban mucho más comprometidos que yo y como los primeros días fueron muchos los enfermeros que no pudieron venir se necesitaba gente”, dice Arriola que trabaja en la terapia intensiva del servicio.

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