Vivir con la casa en la calle: el sol fue poco pero se aprovechó en los barrios

Se secan muebles y ropa sobre las veredas y los techos de las viviendas que quedaron bajo el agua. La lucha de los que tienen que volver a empezar

LA CIUDAD, POR ESTOS DÍAS, PRESENTA UNA FISONOMÍA DIFERENTE. APROVECHANDO EL POCO SOL, LOS DAMNIFICADOS SACARON SUS MUEBLES Y ROPAS A SECAR A LA CALLE

Aunque es difícil, los damnificados por el temporal sacan fuerzas de los lugares más impensables y luchan por intentar recuperar algunas de las pertenencias que, antes del temporal, formaban parte de su cotidianidad.

Aprovechando el poco sol, los vecinos que sufrieron en sus hogares los estragos de la inundación sacan sus “casas a la calle” con el objetivo de secar los muebles, ropas, libros, electrodomésticos y otros objetos que el agua no se llevó pero que sí dañó.

Este es el caso de Leonardo Hawryszkow, por ejemplo, un vecino del barrio de 6 y 526, quien durante toda la jornada de ayer se dedicó a “airear” en la vereda de su hogar colchones, cómodas, mesas y sillas muy deterioradas por el agua.

“Espero poder rescatar algo porque ya tuvimos que tirar muchas cosas. Nos va a costar mucho recuperarnos pero agradezco el hecho de poder contarlo”, aseguró el vecino tolosano, quien vive junto a su mujer y su pequeño hijo en una de las casas en la que el agua llegó a superar el metro y medio de altura.

En 530 entre 4 y 5, la casa de Cecilia Morena está armada, prácticamente, en la vereda. “Todavía no sabemos qué es lo que se va a poder recuperar, porque el agua deterioró mucho los muebles y todas nuestras cosas”, indicó la vecina, quien junto a su esposo y sus dos pequeños hijos tuvo que superar la difícil odisea de escapar de su casa cuando el agua había llegado a superar el metro veinte de altura.

Emocionada y triste, Cecilia sabe que lo material se puede recuperar con el tiempo pero son otras las cosas que más la angustian: es la carga afectiva que se guarda detrás de cada objeto y que nada la podrá recuperar.

Telma Piacente y Raúl Marazzato son dos psicólogos y profesores universitarios a los que el agua les llevó sus tesoros más preciados: los libros.

“Son parte de nuestras vidas”, aseguró Telma, con mucha tristeza, mostrando cómo, junto a sus hijos y nietos, intentaba ayer secar al sol algunos de los ejemplares más importantes, en su casa de 5 entre 530 y 531. “Tiramos bolsas y bolsas con un dolor en el alma que no te lo puedo explicar”, aseguró.

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