El regreso de una de las historias más románticas

Ethan Hawke y Julie Delpy vuelven a encarnar a esa inolvidable pareja que se conoció en “Antes del amanecer”, a los 20 años, y que se reencontró a los 30 en “Antes del atardecer”. Ahora, la vida, los volverá a poner a prueba

Pasaron dieciocho años desde que Jesse (Ethan Hawke) y Céline (Julie Delpy) se conocieron en un tren a Viena en “Antes del amanecer” y nueve desde su reencuentro en París en “Antes del atardecer”. Ahora, en “Antes del anochecer”, la película que llegará esta semana a las salas locales, el escritor norteamericano y la reivindicada francesa deberán enfrentar el pasado, el presente y el futuro; la familia, el romance y el amor. Antes de que el reloj marque las doce, su historia volverá a aflorar.

“Una de las cosas más difíciles a la hora de enfrentarnos a la secuela era que, una vez anunciada, la gente empezó a escribir en blogs cómo tenía que ser este tercer capítulo. Todo el mundo tenía su propia idea”, contó Ethan Hawke durante la presentación del filme en la Berlinale, una muestra en la que a pesar de no competir por el Oso de Oro tuvo una gran aceptación, además de muy buenas críticas. “Lo bueno de la saga es que es muy personal para nosotros y decidimos ser fieles a eso”, agregó.

Al igual que las dos anteriores entregas, la dupla protagonista volvió a colaborar con el también director Richard Linklater para escribir un guión que firman los tres y que se desarrolla en 24 horas, en una idílico escenario como lo es Grecia.

Como era de esperar, Jesse no embarcó en aquel avión que lo llevaría de vuelta a Estados Unidos en “Antes del atardecer” sino que pasó la noche en el departamento de Céline. Con el tiempo tuvieron dos gemelas, él se divorció y su ex se quedó con la custodia de su hijo, al que sólo ve durante las vacaciones.

Felices, aunque sin casarse, y con algunos kilos de más, la pareja pasa el verano en el país heleno, pero en su única tarde sin las niñas salen a relucir viejos reproches. Estar juntos tuvo su precio. “¿A cuánto han tenido que renunciar?”, “¿Dónde están ahora aquellos jóvenes de Viena llenos de ilusiones?”.

La receta es la misma: diálogos inteligentes, mucho humor y largas tomas en las que Céline y Jesse conducen o pasean mientras charlan de asuntos cotidianos, discuten, ríen, se enfadan y se reencuentran siendo ahora dos personajes más profundos y definidos.

“Hay algo maravilloso de Richard y es que te permite casi cruzar la línea entre personaje y actor y compartir con él no sólo el texto, sino también la estructura de la película”, explicó Hawke, que como su alter ego también es un exitoso novelista.

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