En el Unico se jugó al ritmo que quiso Verón
| 28 de Julio de 2013 | 00:00
ANALISIS
Por NICOLAS NARDINI
El aluvión de recursos que la Brujita tiene en el golpe a la pelota, con cara interna, cara externa, empeine y mil etcéteras, le permiten salir del paso en infinidad de situaciones en que cualquier otro podría ahogarse, acabar dando un pase dividido o, peor aún, obsequiarle el esférico a un contrario. Verón siempre termina sorprendiendo y acariciando la redonda de la manera que sólo unos pocos pueden hacerlo.
En el primer tiempo, cuando el partido estaba planchado y al dominio Pincha le falta profundidad, fue el capitán quien se encargó de romper ese ritmo monocorde con varias pelotas incisivas. Logró cortar balones a espaldas de los centrales colchoneros que descolocaron por completo a los de la capital española.
De sus pies salió el inicio de la acción que derivó en el gol de Duvan Zapata, su gran socio en la tarde del Estadio Ciudad de La Plata. Por el “11” pasó lo mejor de la gestación del juego albirrojo. Su aporte fue determinante para que Estudiantes no luciera inconexo como en sus anteriores partidos de pretemporada.
PATRON Y SOTA
Hasta el minuto 17 de la parte complementaria Verón fue patrón y sota en la generación de juego. Pareció tener un imán en sus botines por el cual se generó un poder de atracción hacia el balón. Al cargar con el peso de la conducción, liberó a Román Martínez del papel de director de orquesta y manejó los controles de frente al arco, a diferencia del ex Tigre al que pareció pesarle la posición tan adelantada en el campo.
La Brujita fue siempre opción de pase. Una especie de auxilio a domicilio, ya que apareció por varios sectores buscando recibir para devolverla siempre redonda.
Este Estudiantes plagado de jóvenes recibió con particular beneplácito la vuelta al ruedo de un futbolista de pase confiable y resolución inteligente. Saber cuándo meter el estiletazo y cuándo adormecer el juego para que la sorpresa en el próximo paso sea mayor, fue otro de los ingredientes del fútbol de Verón.
PUNTO DE INFLEXION
Hubo un quiebre en el partido. Si bien la figura del encuentro fue Zapata, el hombre que marcó la forma de jugar de Estudiantes fue Verón. De hecho, se produjo un antes y un después tras su salida del campo.
Con el histórico capitán, el Pincha pudo plantarse varios metros por encima de la medular. Incluso la Brujita fue punta de lanza en la presión sobre el balón en varias ocasiones, con Gil Romero como lugarteniente. Desde su salida, el equipo resignó geográficamente el control del terreno. Estudiantes, en los últimos 25 minutos, cedió posesión y cerró filas hacia atrás. Afirmar que esa situación de partido se debió exclusivamente a la salida de Verón puede que sea exagerado. Pero con seguridad fue el factor más gravitante. El capitán, mientras estuvo, fue garantía de protagonismo.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE