Lucas, el joven que encontró en la escuela su segunda casa

LUCAS CASTRO

Lucas Castro es un joven “autoexigente”, como lo definen sus allegados. “Se pone metas, y hasta que no las alcanza, no para”, añaden.

En 2013, luego de finalizar 5º año de la secundaria con 9,30 de promedio, el alumno dijo: “El año que viene lo tengo que superar”. “¡Pero si tenés un promediazo!”, le hicieron notar sus familiares. No obstante, Lucas lo superó, y en un par de meses egresará de la Escuela N° 89 como abanderado.

Portar la máxima insignia patria no es algo nuevo para el excelente estudiante, pues fue abanderado durante los seis años de la secundaria. Pero habla mucho de su forma de ser.

“Siempre intenta superarse a si mismo. Ver cómo afronta el día a día es un orgullo para nosotros, aunque ante todo nos sentimos felices por él”, enfatiza Andrea, ama de casa y mamá de Lucas, para agregar que “lo más importante es que es un chico sano, al igual que su grupo de amigos, eso es lo más reconfortante”, apunta.

Y es que aquellos que más conocen al abanderado de la Secundaria 89, como -claro está- su padre Marcelo, quien trabaja como empleado de una empresa de servicios, destacan su simpleza. “Es muy pero muy familiero, muy de casa”, dice, para contar que allí comparte sus días con tres hermanos: Johanna (22), que está terminando el secundario; Florencia, actualmente en 6° grado, y el pequeño Nahuel, quien este año empezó 1º y es la “sombra” y la “debilidad” de Lucas.

El año entrante llegará la facultad. Fanático de River, y de todos los deportes, hace tiempo dijo que quería estudiar periodismo deportivo. Ahora, sin embargo, está en duda sobre si dedicarse a esa disciplina o a trabajo social.

Supo practicar artes marciales y basquet. Actualmente “no realiza actividades extraescolares; su vida pasa por la escuela, la familia y los amigos, con quienes va a jugar al fútbol, o se junta en alguna casa a ver películas y a compartir pizzas”, cuentan sus padres. Un joven simple, de costumbres simples, que ha encontrado en el estudio el camino “para superarse cada día”.

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