Gimnasia festejó con su gente
Edición Impresa | 4 de Octubre de 2014 | 00:00
COMENTARIO
Por ANIBAL GUIDI
Al margen de todo esto, Gimnasia volvió a ganar en su reducto de 60 y 118, que era un tema pendiente, y lo hizo con una producción realmente buena, como que golpeó en momentos clave del partido y luego lo supo manejar muy bien al partido, manteniéndolo siempre lejos de Monetti a su adversario.
Tan es así que siempre estuvo más cerca del tercero que Vélez del descuento.
Nuevamente, como ocurrió ante San Lorenzo, el trabajo individual y colectivo del equipo mens sana fue muy coherente y solvente. La regularidad flotó en todas las líneas y está claro que el nuevo dispositivo táctico que ha dispuesto su entrenador ha encajado muy bien y eso lo ha transformado en un equipo muy solidario y efectivo.
La tarea de los volantes volvió a resultar gravitante. Los dos Fernández volvieron a estar a la altura, creció también muchísimo el trabajo de Mendoza, mientras que la potencia y determinación de Vegetti fue desequilibrante anoche.
Además, de entrada nomás salió a pisar con firmeza y a los 13’, por izquierda, combinaron muy bien Licht y Mendoza, que luego levantó un centro al área para que Vegetti, corriéndose del centro hacia el primer palo, con un cabezazo de pique al suelo, hizo estallar las graderías del Bosque, anotando su cuarto gol en el Lobo.
Luego se eclipsó un tanto la tarea de los volantes, Vélez se recuperó un tanto pero nunca pudo poner en aprietos a Monetti habida cuenta de la solvencia que volvió a destilar el fondo albiazul.
Y cuando ya se iba el primer tiempo, Licht, desde unos cuarenta metros, mandó un pelotazo cruzado al área velezana, por el palo izquierdo entró limpiamente nacho Fernández para impactar de cabeza el balón que clavó arriba, haciendo estéril el esfuerzo del uruguayo Sebastián Sosa.
Para el complemento, con una molestia estomacal, no salió a jugar Alvaro Fernández y, en su lugar, ingresó el prometedor Nicolaievsky, que volvió a estar a la altura.
El tercer gol pudo haber llegado a los 16’ cuando, habilitado por Nicolaievsky, Javier Mendoza sacó un zurdazo pisando la media luna y la pelota cruzada fue a estrellarse contra el palo derecho de un ya vencido Sosa. Tras cartón Nicolaievsky se filtró por el medio en gran maniobra personal pero, a la hora de optar, prefirió rematar en forma imperfecta al arco cuando Rojas se filtraba libre por la derecha. Vélez era un canto a la impotencia mientras que Gimnasia seguía firme en su postura de no dejarlo hacer y darle un buen destino al balón. En el cierre otra vez estuvo a punto de sellar el resultado, nuevamente a través de Nicolaivsky, pero careció de resolución en el momento clave.
¿Vélez?, poco y nada. Algo del solitario Pratto, y nada más.
Pero hay que reparar en este Gimnasia que está intentando levantar vuelo. Anoche se tiró de cabeza en procura de consolidar este repunte que tiene base sólidas y algo importante como el convencimiento de los jugadores. Así, mientras su técnico no habla con la prensa, sí lo hace el equipo, pero dentro de la propia cancha.
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