Hazaña espacial: primer aterrizaje en un cometa

Se lo considera un histórico logro científico y tecnológico. Es un proyecto europeo y permitirá descifrar misterios sobre la formación de los planetas y el origen de la vida en la Tierra

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LA SONDA ROSETTA DEPOSITÓ AL ROBOT PHILAE SOBRE LA SUPERFICIE DEL COMETA, EN UNA OPERACIÓN DE GRAN PRECISIÓN Y ASÍ LO ILUSTRÓ LA AGENCIA ESPACIAL EUROPEA

Ayer, por primera vez en la historia, se logró colocar a un robot sobre la superficie de un cometa para estudiarlo e investigar si estos cuerpos celestes trajeron el agua y la vida a la Tierra. El módulo Philae de la Agencia Espacial Europea (ESA) se posó sin problemas sobre la superficie helada del cometa 67/P Churyumov-Gerasimenko, siete horas después de haberse separado de la sonda madre Rosetta.

Philae permanecerá varios meses en el cometa en busca de pruebas de su superficie y composición, y la ESA informó desde su centro de control de operaciones en la ciudad alemana de Darmstadt que se produjo un aterrizaje suave sobre el cometa.

El director de Vuelo de Rosetta, Andrea Acommazzo, dijo con entusiasmo que “vemos que el módulo de aterrizaje está sobre la superficie” del cometa, y el director general, Jean-Jacques Dordain, calificó el aterrizaje de Philae sobre el cometa como “un gran paso para la civilización humana”.

“Hemos sido los primeros en lograrlo y eso permanecerá para siempre. Nuestra ambiciosa misión Rosetta se ha asegurado un lugar en los libros de historia”, añadió Dordain.

La primera señal de telemetría llegó poco después de las 16 GMT a la estación que la ESA tiene en nuestro país, en Malargüe, provincia de Mendoza, y a la estación de la NASA en Madrid, 28 minutos después de que Philae aterrizara realmente sobre el cometa, tiempo que tardaron en llegar los datos a la velocidad de la luz, porque las naves se encuentran a 511 millones de Km de distancia de la Tierra.

La zona de aterrizaje, bautizada como Agilkia -nombre de una isla en el río Nilo- es un área más o menos plana de un kilómetro cuadrado de superficie, pero el punto exacto era desconocido porque el cometa emite gases y podía perturbar la trayectoria de Philae.

“La velocidad de llegada a la superficie del cometa fue de un metro por segundo, una velocidad no demasiado elevada para que no se rompa el sistema y suficiente para que se quede bien anclado”, dijo el jefe del Departamento de Ingeniería de Sistemas de tierra de la ESA, Juan Miró.

La importancia científica y complejidad técnica de llegar a un cometa es comparable a la llegada a la Luna en 1969 de los astronautas de la NASA, y así lo reflejaba el ambiente de alegría en el control de operaciones de la ESA. Philae, que tiene autonomía energética de dos días y medio y después se alimentará a través de sus paneles solares, realizará ahora fotografías de la superficie del cometa.

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