Parque Ecológico: un paraíso verde en la zona norte

A 13 kilómetros del casco céntrico de La Plata se extiende, sobre el camino Centenario y a la altura de la localidad de Villa Elisa, el parque Ecológico municipal, unas 200 hectáreas en las que se distribuyen una añeja arboleda, diferentes exponentes de la fauna autóctona, senderos para el paseo, una huerta ecológica y servicios gastronómicos. Todo como para pasar un día al aire libre, en pleno contexto de la naturaleza y sin alejarse demasiado de la zona urbana de la Ciudad.

Con la incorporación de ese espacio verde a la dotación de parques platenses se creó, al inaugurarse en noviembre de 1998, un nuevo pulmón verde en la Ciudad. El lugar se habilitó tras una serie de trabajos orientados a la restauración de la casona, la ambientación de todo el entorno, la parquización y otras reformas necesarias para el uso recreativo y cultural que se le da en la actualidad.

Al igual que La Plata, Washington (Estados Unidos) y Brasilia (Brasil) son otras ciudades capitales planificadas desde su origen que subrayan la importancia de la proyección anticipada que ha permitido prever la distribución equilibrada de espacios públicos y privados y la adecuada creación de áreas verdes públicas

En este parque en particular se tiene como objetivo a la divulgación de la temática ambiental desde distintos abordajes. De ahí que se ofrece a la comunidad una variada gama de actividades educativas que apuntan, justamente, a que se forme conciencia sobre la importancia de conservar el ecosistema.

El predio integró una de las más famosas estancias bonaerenses del siglo XIX, llamada “La Dora”, que perteneció a aquellas familias encumbradas que hicieron historia en nuestra región, como los Pereyra y los Bell. La casona que se destaca en medio del paisaje natural, de amplios muros y espléndidas tejas rojas, tiene unos 70 años de antigüedad y aunque sufrió algunas remodelaciones, mantiene la mayor parte de sus materiales originales.

Como espacio natural, el parque, una estepa dominada por gramíneas, derrocha especies de la fauna autóctona. Entre sus habitantes hay ejemplares del lagarto overo y liebres; gran variedad de aves que anidan en el lugar, como horneros, carpinteros, picaflores, leñateros, lechuzas y teros. También el verderón, que es exclusivo de la región pampeana.

Un sector de alrededor de 40 hectáreas, de acceso restringido, alberga el cauce original del arroyo Martín. Allí, el bañado, entre otros ambientes, se ha convertido en un área de conservación de especies, como garzas, patos y gallaretas, el Martín Pescador y hasta tortugas acuáticas.

Con una vegetación en la que han ganado su espacio los juncos, se aprecia una gran cantidad de sagitarias y totoras. Como rasgo particular de la zona, se destacan los cordones de conchilla, que son un relicto del último ingreso marino, ocurrido hace unos 5.000 años. Sobre ése suelo se desarrolla una de las pocas especies arbóreas características de nuestras pampas: el tala.

Además de la apertura al público para el libre paseo, se ofrecen talleres de educación ambiental, jornadas de capacitación, espectáculos y cursos.