El azúcar, peor que la sal para la hipertensión
| 13 de Diciembre de 2014 | 00:00

Aunque la mayoría de la gente identifica a la sal como el consumo que más incide sobre la hipertensión, un estudio difundido esta semana señala que la ingesta excesiva de azúcar tendría un efecto todavía mayor.
La investigación, publicada en el British Medical Journal, sugiere que el azúcar estaría mucho más relacionado con la hipertensión que la sal y que las dietas para hipertensos centradas en la reducción de alimentos con alto contenido de sodio estarían errando el blanco, ya que la clave pasaría por reducir el consumo de productos azucarados.
De acuerdo con los responsables del estudio –los doctores James Di Nicolantonio del Departamento de Cardiología Preventiva del Saint Luke’s America Heart Institute, y Sean Lucan del Departamento de Medicina Familiar del Albert Einstein College of Medicine-, la reducción del riesgo lograda a base de limitar la ingesta de sal suele ser relativamente pequeña en comparación a la que se obtendría al reducir el consumo de azúcar en general, y de fructuosa en particular.
Los resultados de su investigación indican que la fructuosa -el endulzante más común en los alimentos procesados, sobre todo en las bebidas gaseosas- puede disparar el riesgo cardiovascular por medio de distintos mecanismos. Y es que más allá de que su consumo excesivo predispone al sobrepeso y obesidad, dos factores asociados a la hipertensión, también disminuye los niveles de oxido nítrico, un compuesto presente en la sangre que ayuda a dilatar las arterias reduciendo el riesgo de hipertensión.
De ahí que “una ingesta diaria de más de 74 gramos de fructosa aumentaría un 30% el riesgo de tener una presión arterial por encima de 140/90, y hasta un 77% las chances de superar los 160/100”, según muestra la investigación.
Como explica el doctor Juan José Gagliardino, director del Centro de Endocrinología Experimental y Aplicada (UNLP-CONICET), “la fructosa modifica el metabolismo favoreciendo el depósito de grasa tanto el tejido adiposo como en el hígado, así como también el desarrollo de obesidad, resistencia a la insulina, diabetes e hipertensión”.
Con todo, “limitar la ingesta de sodio sigue siendo una estrategia efectiva para mantener la presión arterial dentro de límites normales”, sostiene el médico, quien asegura que “hasta tanto se demuestre lo contrario es recomendable seguir las pautas de alimentación establecidas por las guías internacionales”.
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