Se deben levantar barreras eficaces entre los menores y la pornografía en internet

Un nuevo informe que alerta sobre la facilidad de acceso de los adolescentes a contenidos pornográficos -ya sea mediante PC hogareñas, tablets o celulares-, de acuerdo a datos surgidos a través de una encuesta realizada en nueve países americanos, reinstala el debate sobre la necesidad de establecer mecanismos y cuadros normativos que garanticen a los menores y jóvenes un más confiable empleo de estos medios.

Tal como se reflejó en este diario, una investigación difundida por la asociación civil Chicos.net , determina que el 52 por ciento de los chicos de América latina de entre 13 y 18 años se topó alguna vez con contenidos pornográficos sin haberlos buscado. El estudio, para el que se encuestó a 1.189 adolescentes de nueve países (México, Costa Rica, Colombia, Argentina, Paraguay, Venezuela, Perú, Uruguay y Chile) encontró además que el 38 por ciento de los jóvenes reveló haber recibido propuestas para mantener conversaciones con contenido sexual o para tener sexo virtual.

Surgió asimismo que el 27 por ciento reconoció haber tenido encuentros cara a cara con personas conocidas por Internet. Y el 52 por ciento de los adolescentes latinoamericanos consultados expresó que debe tomar algunos riesgos o enfrentarse a posibles sitios peligrosos para aprovechar las posibilidades que ofrecen las tecnologías.

En cuanto al modo de acceder a Internet de los jóvenes, el estudio estableció que las conexiones desde el celular ya son moneda corriente (el 85 por ciento las usa). En tanto, las redes sociales (el 95 por ciento las utiliza) y YouTube (lo visitan el 96 por ciento) son los lugares predilectos de los chicos en la Web. A su vez, WhatsApp se impone como forma de comunicarse: lo usa el 85 por ciento de los encuestados. Sobre estos temas pediatras consultados sostienen que la red cumple un papel fundamental en la formación sexual de los adolescentes ya que es la primera fuente de información a la que acuden para informarse de sexo, anticonceptivos y enfermedades de transmisión sexual.

Cabe señalar que son numerosos los estudios que en los últimos tiempos vienen advirtiendo sobre la facilidad de acceso con que cuentan quienes emplean las redes -en especial los menores de edad y adolescentes- que, además, reciben contenidos no sólo pornográficos sino que bordean la violencia o que, directamente, incluyen explícitos contenidos delictivos.

Sabido es que en los últimos años, especialistas de todo el mundo coincidieron en concluir que, al convertirse en un medio masivo, internet no sólo revolucionó las comunicaciones, agilizándolas, y a la educación, ya que proveyó un medio inigualable para la obtención de información, sino que, lamentablemente, es también utilizado cada vez con mayor frecuencia para la transmisión de contenidos pornográficos.

En suma, queda fuera de duda que internet aporta grandes beneficios, incluyendo el chat y las redes sociales porque pueden servir para enseñar y aprender. De allí que carezca de sentido práctico y de consistencia pedagógica prohibirle a los chicos el acceso a una a red que, como la de internet, se encuentra impuesta universalmente. Está claro, entonces, que resulta indispensable el acompañamiento de los familiares mayores y del docente de los chicos, sin perjuicio de que puedan sancionarse normas que, eventualmente, sancionen la difusión de contenidos que pudieran considerarse delictivos.

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