Casi matan a un hombre en un asalto en Barrio Hipódromo

Ocurrió ayer a la madrugada en 33 y 119. Actuaron dos motochorros, que escaparon apenas con un bolso

Eran las 3.30 y Antonio Incribelli (52) se adelantó a salir al patio delantero de su casa. Estaba a punto de irse a trabajar a Buenos Aires, y un remisero lo estaba esperando en la puerta. Se demoró un minuto más en subir al auto, porque su padre, que iría con él, le pidió que lo esperara para ir al baño. Y en ese momento aparecieron dos motochorros armados que, además de robarle, le pegaron un tiro en la cintura.

En 33 entre 119 y el boulevard 83, una cuadra corta que está a metros de la Circunvalación y de la diagonal 74 yendo hacia la rotonda de la Autopista, el panorama en la madrugada de ayer era el habitual: ni un alma en la calle.

Por eso fue tan sorpresivo que los ladrones aparecieran de golpe, sin nada que les tapara la cara y decididos a asaltarlo de cualquier manera. Hay quienes sospechan que tal vez lo estuvieron esperando, pero esa es una posibilidad que por ahora nadie puede confirmar.

un padre desesperado

Salvador (80), el padre de la víctima, todavía estaba en el baño cuando oyó el ruido de la moto, las amenazas gritadas de los delincuentes y el estruendo de un disparo.

“Escuché todo y salí corriendo. El tiro se lo pegaron a la altura de la ingle. Mi hijo estaba tirado y el remisero se había ido por el susto”, relató Salvador para revivir la pesadilla.

Los motochorros se apoderaron de lo que pretendían, el bolso que Antonio llevaba en mano. Aunque probablemente les sea de poca utilidad, porque la víctima solamente tenía guardada una camperita y otras pertenencias.

Un vecino también oyó la secuencia y se asomó a la vereda. El se encargó de llevar al baleado al hospital Rossi: en esas circunstancias no había un minuto que perder.

En la guardia recibieron a Antonio y decidieron dejarle el proyectil alojado. Después de curarlo y estabilizarlo, lo dejaron internado a la espera de una recuperación que se vislumbra posible.

Tan inmediata como la aparición fue la fuga de los delincuentes: “Ni vi para dónde se fueron”, reconoció Salvador.

De ellos sólo se sabe que superarían los 25 años. Algunas cámaras de monitoreo apostadas en el camino que conduce a la Autopista podrían colaborar en su identificación. Por su parte, “la Policía llegó rapidísimo”, destacó el padre de la víctima.

En cuanto a la investigación, ya se inició en la justicia local una causa para indagar en otros aspectos específicos del robo. Por ejemplo, el calibre del arma, que en base a los primeros trascendidos sería de calibre 22.

A Antonio, que trabaja en un puesto de diarios y revistas del barrio porteño de San Cristóbal hace más de 20 años, nunca le había pasado nada similar.

Lo mismo tiene para contar Salvador, que está en la misma actividad desde 1957.

Su rutina se basa en viajar a Buenos Aires todos los días, siempre en la mitad de la madrugada.

A pesar de la inseguridad que muchos vecinos subrayan que hay en barrio Hipódromo y alrededores, a ellos nunca les había tocado.

Un poco afligido por la situación, el padre de Antonio se tomó un minuto para destacar el trabajo del plantel médico del Rossi y de la colaboración vecinal.

“Tengo a mi hijo vivo gracias a ellos”, subrayó Salvador.

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