Un escenario complejo

La falta de acuerdo salarial entre el gobierno bonaerense y sus trabajadores no sólo tendrá como principal derivación las medidas de fuerza que paralizarán escuelas y administración pública. También exhibe de la forma más cruda, el inicio de un conflicto cuya duración pocos se animan a pronosticar.

El fracaso de la negociación que ayer cobró su segundo capítulo, no sorprendió. El gobierno de Daniel Scioli ha resuelto no salirse de los parámetros que pretende el gobierno nacional con un techo salarial anual que apenas sobrepasa el 25%. Y ese porcentaje está lejos, en rigor, bastante, de las pretensiones de docentes y estatales que de mínima piden una mejora cercana al 35% para ponerse a cubierto de la inflación y, a la vez, recuperar el poder adquisitivo de los salarios erosionado por el incremento del costo de vida que el año pasado le ganó por varios puntos a la paritaria.

Frente a esas pretensiones, en la Provincia aseguran que no están en condiciones de otorgar una mejora muy superior a ese 25%. Algunas versiones oficiales sostienen que, en un esfuerzo que pondría al límite las cuentas bonaerenses, se podría estirar esa propuesta al 27%, siempre que se pague en cuotas.

El problema es que otras administraciones como Córdoba y Capital Federal, acordaron con los gremios aumentos cercanos al 31%. Y el parámetro para los sindicatos, entonces, ha dejado de ser la pauta nacional.

Se trata así de una diferencia larga, que para los funcionarios de Scioli es “impagable”.

El escenario es por demás complejo porque, además, un aumento de sueldos de alrededor del 25% le insumirá a la administración Scioli cerca de 14 mil millones de pesos. Y ese monto, como se sabe, no cuenta con partida presupuestaria. Es decir, esa plata “hay que salir a buscarla”.

Frente a una situación de conflictos que amenaza con extenderse, la Provincia decidió, por ahora, no aplicar la conciliación obligatoria. Esa es la bala de plata que, dicen, disparará si el reclamo se desmadra.