Manuel José Sorarrain

El amor por su familia y la pasión por la arquitectura fueron regentes en la vida de Manuel José Sorarrain, aunque también se lo identificó como un caracterizado miembro de La Plata Rugby Club, institución a la que su familia estuvo ligada desde sus orígenes. En esos ámbitos cosechó afecto y respeto por igual, razones por las que su partida representa una pérdida irreparable entre quienes lo conocieron.

Manucho, como le decían sus allegados, había nacido en La Plata el 9 de octubre de 1933, en el seno del hogar conformado por Raquel Seigelschifer y Ubaldo y creció junto a su hermano gemelo, Ubaldo -Gogo-, y Luis Tomás.

Luego de completar la secundaria en el Colegio Nacional, y con destacados atributos como dibujante, ingresó a la facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de La Plata y fue parte de la segunda promoción de egresados en 1962.

En el terreno deportivo, estuvo muy vinculado al ambiente del rugby; desde pequeño jugó en La Plata y hasta los 56 años formó parte del grupo “Plaga”, de veteranos. Nunca se apartó de la institución, donde gozó de la simpatía y el afecto de numerosas camadas de jugadores.

Como profesional fue inquieto, creativo e incansable. Durante muchos años se desempeñó como docente de la facultad de Arquitectura y en la dirección de Arquitectura del ministerio de Obras Públicas de la Provincia.

También trabajó de manera independiente desde el estudio que montó junto a su hermano Gogo, también arquitecto, y Carlos Gómez Destrade.

Como resultado de su trabajo, muchos de sus proyectos recibieron premios nacionales e internacionales.

En el terreno local fue responsable del edificio de La Plata Rugby, la Cámara de la Construcción y ganó el primer premio por su proyecto para la sede administrativa de la dirección provincial de Hipódromos de La Plata.

También obtuvo el primer premio por el Hospital Neuropsiquiátrico de Formosa -1966-, primer premio por el Banco Cooperativo de La Plata; el tercer premio por su diseño del Centro Cultural de Mendoza y el segundo de la iglesia Catedral de Venado Tuerto. Además, fue responsable de los proyectos para la construcción de los tribunales de San Isidro y San Martín.

A la par que desarrollaba esas grandes obras, dejó su impronta en incontables viviendas unifamiliares y edificios de La Plata.

En 1959 cumplió uno de sus mayores proyectos: formar su propia familia junto a María Teresa -Titina- Albina; de la unión nacieron sus cinco hijos, las gemelas Gabriela y María Teresa -profesoras de educación física-,Adriana -arquitecta -, Manuel Esteban -contador- y Sebastián -cantante lírico-. Además tuvo 12 nietos por los que se desvivía.

Será recordado por su trayectoria profesional pero también por su rectitud, su generosidad y la entrañable lealtad con sus amigos.

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