Presión arterial: premian a un hallazgo platense

A través de un estudio epidemiológico constataron que el 25% de los eventos cardiovasculares se producen en personas con una presión normal, que no llegan a ser hipertensos

LOS MÉDICOS MARTÍN SALAZAR, CARLOS MARCH, CECILIA LEIVA, WALTER ESPECHE Y CARLOS LEIVA, MIEMBROS DEL EQUIPO QUE DESARROLLÓ EL ESTUDIO, DEL QUE TAMBIÉN PARTICIPARON CARLOS CARBAJAL, NICOLÁS STAVILE, PABLO MACIEL, ELISEO FERRARI Y CARLOS DULBECCO

Especialistas platenses en hipertensión arterial desarrollaron un trabajo a través del cual pudieron constatar que el 25% de los eventos cardiovasculares -infartos, accidentes cerebrovasculares, anginas de pecho- registrados en la población estudiada se produjeron en personas con presión arterial normal o alta, pero que no llegaban a ser hipertensos.

La conclusión es una de las principales de un estudio que desarrollaron investigadores del Policlínico San Martín, de la Universidad de La Plata y del Hospital Municipal de Rauch en esa ciudad del interior bonaerense. El trabajo obtuvo el primer premio en el Congreso Argentino de Hipertensión Arterial organizado recientemente por la Sociedad Argentina de Hipertensión y que reunió a especialistas de todo el país.

Según explicó a EL DIA Walter Espeche, coordinador de la Unidad de Enfermedades Cardiometabólicas que pertenece al servicio de Clínica Médica del Hospital San Martín de La Plata, el estudio es el primero en su tipo realizado en el país y pone en evidencia “la necesidad de que las estrategias de prevención incluyan también a los normotensos, a los que actualmente no llegan”.

Según Espeche “si bien había evidencia internacional que indicaba que los eventos cardiovasculares también afectaban a un porcentaje considerable de normotensos, ahora lo pudimos comprobar por primera vez en nuestro país. Así, aunque el riesgo de cada individuo aumenta con los niveles de presión arterial, aproximadamente 25% de los eventos cardiovasculares se producen en normotensos, por lo que las estrategias de prevención deben incluirlos”.

Esto implicaría reformular los criterios de las estrategias de prevención, en una iniciativa que excede a médicos y a pacientes y que debería responder a una política de salud, que alcance desde los hábitos de alimentación y actividad física de los escolares hasta un mayor compromiso de la industria alimenticia en la elaboración de alimentos que no favorezcan el incremento de la presión arterial.

“Es cierto que en los últimos años se avanzó en alguno de estos aspectos, como la producción de alimentos con menos contenido de sal y grasas o la ley que sacó los saleros de las mesas de los restaurantes, pero el cambio que se necesita es más profundo y a la vez más difícil”, dijo Espeche.

El primer paso en ese camino es conseguir que las estrategias de prevención que tienen que ver con la adopción de hábitos de vida saludable (como los alimentarios o la actividad física) lleguen a los normotensos, un sector a los que hoy no llegan las campañas.

“No hay evidencia de que quienes tienen la presión normal o normal-alta necesiten medicación, pero sí tienen que adoptar cambios de vida saludable, porque también tienen riesgo de episodios cardiovaculares”, indicó el especialista.

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