Ya sufrió 28 asaltos: se defendió y casi lo matan

El hecho ocurrió ayer en 13 y 42. La víctima se resistió a golpes y le gatillaron en la cabeza. Los ladrones le dijeron “sos boleta”

JORGE CAUTERUCCI RELATÓ LOS DETALLES DEL DRAMÁTICO INTENTO DE ASALTO EN SU LOCAL. LE GATILLARON DOS VECES EN LA CABEZA

En los últimos años, el dueño de un local de venta de aparatos de audio y sistemas de alarmas ha sido víctima de violentos asaltos en su negocio cercano a Plaza Paso.

Pero el intento de robo que sufrió ayer al mediodía, estuvo muy cerca de costarle la vida. Fue cuando, tras reducir y golpear a un delincuente, el cómplice le gatilló dos veces en la cabeza. Milagrosamente, la bala nunca salió.

La dramática situación ocurrió a las 12.30 en el comercio “Estilo”, de 13 entre 42 y 43, en momentos en que su propietario, Jorge Cauteruccio (60), vio llegar a dos jóvenes de entre 20 y 25 años.

“No me parecieron sospechosos”, le dijo inicialmente el comerciante a EL DIA, mientras reposaba su pierna izquierda -golpeada y vendada- sobre una banqueta en su local.

“MATALO, MATALO”

Sin embargo, esos desconocidos se encargaron segundos después de dejarle en claro que no estaban allí precisamente como clientes.

De acuerdo a lo informado por Cauterucci, “uno de los delincuentes me dijo enseguida `bajá la persiana`, mientras me mostraba que tenía un arma de fuego”.

Luego que uno de los ladrones se ocupó de cerrar la cortina del frente del negocio, el comerciante escuchó de uno de los asaltantes la segunda exigencia: “Dame plata de la caja registradora”.

Fueron en esos instantes cuando se desataron las secuencias de extrema tensión e impredecibles consecuencias.

Es que, según relató Cauterucci, “cuando uno de los delincuentes pasó del otro lado del mostrador para agarrar el dinero, lo tomé de la cintura. Forcejeamos, lo reduje en el piso y le di varias trompadas”.

Apremiado, ese ladrón “pidió ayuda a su cómplice, al que llamó por su apodo `Peludo`. Y éste me puso un pie en la espalda y un arma de fuego en la cabeza, mientras me ordenaba que lo suelte”.

Cauterucci admitió que, en esos terribles segundos, temió por su vida ante la certeza de que el ladrón agredido buscara venganza por la golpiza.

No intuyó mal: el delincuente al que había controlado y golpeado, de inmediato lo obligó al comerciante a tirarse al piso. Y fuera de sí le gritó a su compañero “matalo, matalo”.

El dueño de ese negocio reveló que “el que estaba con él le obedeció. Me apoyó primero el arma en un oído y gatilló. Pero el tiro no salió. Luego me puso el arma sobre un ojo y repitió la maniobra. Y otra vez, gracias a Dios, el balazo no salió”.

Ante el cariz que habían tomado los acontecimientos, sumado a que se accionó el pulsador de asalto del local, ambos ladrones optaron finalmente por escapar sin concretar el robo. Pero uno le advirtió a Cauterucci “sos boleta”.

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