De última generación
| 6 de Mayo de 2014 | 00:00
INFORME
Por NICOLAS NARDINI
Debido a las altas temperaturas tradicionales en el clima de las ciudades nordestinas de Brasil, fue pensado desde el vamos con el propósito de contraponer el calor reinante y lograr que los espectadores acudan a los encuentros con un clima agradable.
Es por eso que buena parte de los más de 500 millones de reales que costó la obra fue a parar a la construcción de una gigantesca cobertura termoacústica, hecha con materiales que no absorben el calor y que permiten el paso del aire.
El concepto de ahorro de energía estuvo presente en todos los tramos del proyecto. Así, todo el estadio cuenta con un sistema de iluminación inteligente que sólo se activa al paso de las personas.
El estadio también tiene un sistema de captación de las aguas de lluvia, lo que le permite reciclar los líquidos para ser utilizados en los baños y en el sistema de riego.
El Castelão tiene, para partidos locales, una capacidad de 67 mil espectadores, pero durante el Mundial la misma se verá reducida a algo más de 63 mil, por los lugares para protocolo y prensa.
Las butacas fueron hechas de un material especialmente resistente al sol, por el calor de Ceará. Ya está listo para recibir seis partidos.
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