El karateca espera en libertad

Osvaldo “karateca” Martínez estuvo dos veces preso por la masacre en La Loma. La primera vez salió porque el ADN lo dejó afuera de la escena. La segunda, porque la Cámara Penal de Apelaciones entendió que “los elementos probatorios” eran “insuficientes para mantener la medida de coerción”.

Para Alvaro Garganta (que instruyó la causa y fue fiscal en el juicio), no hay dudas de que Martínez mató a Bárbara por el “carácter celoso y posesivo”, que -dijo- quedó plasmado en los resultados de los peritajes psicológicos y psiquiátricos, y luego hizo lo mismo con el resto para “lograr su impunidad”. Garganta tomó en cuenta la declaración de un testigo que “vincula a Martínez y a Quiroga, ya que los mismos se conocían por formar parte del mismo grupo de jóvenes de un club”; destacó que “las huellas encontradas en el domicilio se corresponden con la numeración (identificatoria) de zapatos de Martínez, talla 42” y citó a la vecina que declaró haber visto llegar al acusado a la 1.40 del 27 de noviembre a su casa de Melchor Romero. También consideró que el remisero Marcelo Tagliaferro lo identificó como al hombre que le abrió la puerta a Marisol cuando él la llevó al departamento de 28.

Martínez declaró que ese sábado llegó a su casa a las 21.45 y salió recién a las 9.30 de la mañana siguiente. Mostró su torso desnudo para probar que ninguno de los testigos mencionó el detalle de que tiene mucho vello y acusó a Garganta de “encauzar la investigación para imputarme a mí”.

A Tagliaferro lo tildó de “mitómano” y a Quiroga, mirándolo a los ojos, de “asesino y cagón”.