Delincuentes sexies, un boom que abre polémica

Dos casos viralizados por las redes sociales imponen un debate en torno a la conducta criminal y la popularidad

JEREMY MEEKS Y MEAGAN SIMMONS, CUYAS FICHAS POLICIALES LES GRANJEARON UNA ENORME POPULARIDAD EN INTERNET.

Desde que a fines de junio pasado el departamento de policía de Stockton, California, subió a la web su foto junto a las de otros tres convictos detenidos por posesión de armas en un operativo policial, Jeremy Meeks se ha vuelto uno de los hombres más buscados; pero no por los cargos que pesan sobre él sino por haber sido proclamado por miles de usuarios como “el delincuente más sexy” de internet.

El fenómeno se disparó en Facebook, donde Meeks ha llegado a cosechar a la fecha más de 227 mil “me gusta” y comentarios de todo tipo en torno a su atractivo personal: desde simples piropos más o menos subidos de tono hasta pedidos de indulgencia por su belleza y ofrecimientos de mujeres a las que les gustaría que les entrara a robar.

Luego de que su ficha policial se multiplicara en las redes sociales simulando incluso campañas publicitarias de reconocidas marcas de moda masculina como Givenchy, Dolce & Gabbana o Hugo Boss, la popularidad de Meeks despertó el interés de explotar comercialmente su imagen. Fue así que pocos días después de haber sido arrestado, Gina Rodríguez, una representante de Los Angeles, le consiguió un contrato por 30 mil dólares para modelar.

La historia resultaría pintoresca de no ser porque Meeks (30), quien se encuentra actualmente tras las rejas enfrentando una eventual condena de diez años de prisión, es un convicto con una larga carrera criminal. A lo largo de la última década, el “delincuente más sexy” de la web se la ha pasado entrando y saliendo de juzgados y prisiones californianas, donde purgó dos años de cárcel por posesión ilegal de armas de fuego, robo a mano armada y resistencia a la autoridad.

Es por eso que mientras que su página de Facebook sigue cosechando “me gustas” y el propio Meeks intenta sacar provecho de su repentina popularidad (pidió comparecer ante el juez sin el traje naranja y no quiere que lo fotografíen durante el juicio para cuidar su imagen), hay quienes plantean que el boom desatado en torno a este personaje roza lo inmoral.

Y es que a juzgar por los comentarios de miles de usuarios, el atractivo de Meeks parecería justificar o dejar en un segundo plano su conducta criminal, como si no se tratara de una persona real que ha generado un daño real a otras personas sino un personaje que encandila a la audiencia desde una suerte de ficción.

Si bien el caso de Meeks ha tenido particular impacto, no es ciertamente el primero en desatar este tipo de reacción. Ya en 2010, la foto de una mujer de Florida detenida por conducir en estado de ebriedad se había viralizado desatando entres usuarios de redes sociales un boom similar: en su caso llego a recibir una oferta para posar en la revista Playboy. A diferencia de Meeks, Meagan Simmons se sintió sin embargo invadida en su intimidad y entabló una demanda contra un sitio web por haber utilizado su ficha de detención con un propósito comercial.

Por lo pronto la realidad se impone con crudeza a una eventual carrera de modelo para Jeremy Meeks: con once cargos en su contra, necesita reunir 900 mil dólares para pagar la fianza que le permita sacarle jugo a su insólita popularidad hasta que un tribunal resuelva cuántos años deberá pasar en prisión.

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