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Mundial |ANALISIS. LA SELECCIÓN DIO UNA MUESTRA CONTUNDENTE DE TRABAJO EN GRUPO

El triunfo del equipo

El mejor partido del Mundial. No dependió de Messi y Sabella ganó el duelo táctico por goleada

6 de Julio de 2014 | 00:00
CABEZAZO DE MASCHERANO, EN UNO DE LOS TANTOS RECHAZOS QUE CONCRETÓ A LO LARGO DEL PARTIDO
CABEZAZO DE MASCHERANO, EN UNO DE LOS TANTOS RECHAZOS QUE CONCRETÓ A LO LARGO DEL PARTIDO

Por Martin Cabrera

E n las eliminatorias el discurso era: “No le ganamos a nadie”. En los amistosos europeos: “Ellos no quieren jugar estos partidos, no le podemos dar entidad”. En los primeros partidos del mundial: “Gracias a Dios tenemos a Messi” y “El equipo que armó Messi”. El ciclo de Alejandro Sabella en la Selección estuvo acompañado por un marcado y público desprecio de un sector social, que minimizó el trabajo del entrenador y criticó hasta el hartazgo, entre tantas cosas, que le diera mayor importancia al grupo por sobre las individualidades. Ayer, en Brasilia, todas estas máximas quedaron en la papelera de reciclaje. Veamos.

Argentina ganó merecidamente su partido de cuartos y se metió, después de 24 años, en una semifinal, algo que sólo pudo hacer en 1986 y 1990 (en el ‘78 y en el ‘30 no había semis como éstas). Otra vez parece estar en un lugar de privilegio y, nuevamente, los colores celeste y blanco se quedarán hasta el último día de competencia. No es poca cosa.

Para llegar a este lugar tuvo que dejar afuera a Bélgica, la selección señalada como la revelación, moda europea, plagada de jugadores de jerarquía... Pues ayer no mostró nada de nada, a tal punto que su figura Heden Hazard, del Chelsea inglés, tuvo que ser reemplazado en el segundo tiempo después de una actuación deslucida. Y por eso el equipo de Marc Wilmots jugó casi todo el partido a tirarle pelotazos frontales o cruzados a Marouane Fellaini, el volante grandote del Manchester United, el de los rulos.

Que Bélgica se haya visto tan reducida obedece, sin dudas, al gigante trabajo defensivo de la Selección. José Basanta y Pablo Zabaleta fueron impasables y siempre tuvieron vocación ofensiva cuando recuperaron. La dupla Demichelis-Garay funcionó muy bien. El ingreso de Lucas Biglia le dio oxígeno a Mascherano y entre los dos se comieron a Hazard y a todos los rapiditos.

Pero no fue todo. El trabajo de Lavezzi como un volante-delantero resultó útil. Muy útil. Mérito del técnico, que supo encontrarle ese lugar en el equipo cuando la lógica imponía a Ricky Alvarez o Maxi Rodríguez.

Otro punto a favor del DT y su idea fue el ingreso de Enzo Pérez por Angel Di María. Rápido, ordenado, inteligente... El jugador del Benfica demostró adentro de la cancha para qué lo habían convocado, para los que todavía tenían dudas.

Pero sin lugar a dudas que lo mejor del triunfo de ayer fue la escasa participación futbolística de Lionel Messi. El mejor jugador del mundo y, por ende, de esta selección, no logró desnivelar como en sus anteriores partidos. Apenas un par de movimientos y pinceladas de sus electrizantes gambetas. ¿Y cómo puede ser bueno que el mejor no haya aparecido? Porque le dio lugar al equipo para que lo hiciese. Y ayer Argentina no dependió de él ni de Di María. Tampoco del técnico ni del arquero. La Selección ayer jugó como un equipo serio: fue audaz cuando tuvo que serlo, inteligente buena parte del partido y metedor en los minutos finales. Seguro que no brilló y no dio una lección de fútbol show. Pero dio una lección táctica de cómo se puede jugar bien sin desequilibrarse.

Tal vez después de haber visto ayer al equipo tome relevancia aquella idea del cuerpo técnico de priorizar al grupo por sobre las individualidades, sobre todo cuando a la hora de dar la lista para el mundial no aparecía el nombre de Carlos Tevez.

“A lo mejor no desplegamos un buen fútbol, pero entramos once leones y salimos once leones”

Por último un párrafo aparte para Gonzalo Higuaín, la figura de la tarde. No había jugado nada bien en los otros partidos. Se lo había visto lento y fuera de ritmo. Desde muchos sectores se pidió su cabeza y el fantasma Carlos Tevez volvió a instalarse. Sabella lo bancó y ayer el 9 le devolvió esa confianza con un partido para su archivo personal.

Argentina jugó como un equipo y ganó. Claro que de ahora en adelante los resultados importan, pero lo conseguido por este grupo ya quedará en la historia, sea cual fuere el final de esta historia.

De todas las declaraciones post partido, la de Lucas Biglia resumió mejor el concepto del triunfo colectivo de Argentina: “A lo mejor no desplegamos un buen fútbol, pero entramos once leones y salimos once leones”. Si hasta el propio Messi, antes detractor, elogió la forma de jugar: “Había que correr”. Todo dicho.

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