Un debate ¿productivo?

Por ROBERT J. SAMUELSON

WASHINGTON.- Se lo puede llamar el gran debate sobre “slack” (capacidad productiva no utilizada). Durante casi seis años, la Reserva Federal mantuvo las tasas de interés a corto plazo a casi cero para activar la economía. ¿Ha llegado el momento de considerar la subida de las tasas para prevenir una mayor inflación?

La respuesta depende en gran medida del “slack” de la economía: su capacidad de incrementar la producción sin desencadenar presión sobre los precios.

Aunque los economistas discuten el tema furiosamente, carecemos de una medición científica de “slack”. Establecer políticas económicas a menudo requiere realizar conjeturas sobre la base de estadísticas imperfectas, suposiciones tambaleantes, teorías incompletas y preferencias políticas. Este es un ejemplo instructivo de tal actividad.

“Slack” es el término de la jerga económica para indicar capacidad disponible. Significa obreros desempleados, fábricas paradas, oficinas desocupadas y tiendas vacías. Su significado es obvio. Si hay mucho “slack”, la inflación no debe ser un problema. Las empresas y los trabajadores competirán por las ventas y los puestos de trabajo manteniendo los precios y jornales bajos.

“Slack” es el término de la jerga económica para indicar capacidad disponible

En cambio, si hay poco “slack” o ninguno, los esfuerzos del gobierno para estimular la economía mediante las tasas de interés bajas o los déficits presupuestarios podrían causar una reacción negativa. La excesiva demanda elevará los jornales y los precios. (Hay algunas excepciones para estas máximas.)

¿Cuánto “slack” tenemos hoy? No lo sabemos.

Hay dos maneras de calibrarlo. Una, es calcular la “producción potencial” de la economía -su producto bruto interno (PBI) máximo- y compararlo con el PBI real.

¿Cuánto produciría la economía si hubiera “pleno empleo” y todas las empresas vendieran todo lo que fabricaran? Para llegar a esa cifra, los economistas hacen conjeturas sobre cuántos individuos quieren trabajar y de qué manera los cambios en la tecnología, en los mercados y en las empresas afectan la productividad (es decir, la eficiencia).

No es infalible. Este año, la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO, por sus siglas en inglés) redujo su cálculo de la “producción potencial” en un 7 por ciento para 2017; eso significa una reducción de 1 billón de dólares de la producción económica posible. La CBO atribuyó parte del cambio a la Gran Recesión: los trabajadores se jubilaron antes; empresas y fábricas cerraron. Pero la mayor parte de la reducción se debió a la corrección descendente de tendencias a largo plazo de la productividad y de la fuerza laboral.

Aún así, hasta las proyecciones corregidas de la CBO sugieren que la economía cuenta ahora con un considerable “slack”. En 2013, la brecha entre la producción real y potencial era de un 4,7 por ciento.

¿Caso cerrado? No exactamente. El economista John Fernald, de la Fed de San Francisco, ha realizado cálculos detallados que dan como resultado una brecha mucho menor entre el PBI real y potencial. Su brecha es de un 2,3 por ciento del PBI. Si es cierto, la economía está mucho más cerca de su umbral inflacionario de lo que se reconoce.

La otra forma de evaluar “slack” es examinar sectores individuales en busca de indicios de presión sobre los precios. Los economistas generalmente observan los mercados laborales sobre la teoría de que, si los jornales se elevan rápidamente, los empleadores deben competir agresivamente para contratar los trabajadores que precisan.

Eso no ocurre en la actualidad, sostiene Josh Bivens, del Economic Policy Institute, un centro de investigaciones liberal. Durante el pasado año, tanto los jornales promedio por hora como el índice de costo de empleo (una medida más amplia que incluye beneficios) se elevaron alrededor de un 2 por ciento -una mejora modesta aproximadamente igual a la inflación durante el mismo período. Los jornales podrían elevarse sin causar una espiral inflacionaria, dice.

Es lógico. Lo que importa en última instancia es si las empresas pueden elevar los precios del consumidor. Algunas ya lo hicieron. Las líneas aéreas se han fusionado, otorgando a la empresa sobreviviente mayor poder de mercado. Durante el año pasado, las tarifas aéreas se elevaron un 5,3%. (El poder de mercado es una excepción a la pura oferta y demanda). Las empresas escatimaron sus inversiones en esta recuperación; podrían surgir embotellamientos de demanda antes de lo esperado.

Se espera que la Fed eleve las tasas en 2015, pero se desconoce cuándo y a qué ritmo

La creación de políticas económicas no es una ciencia exacta. Idealmente, la Fed comenzaría a elevar las tasas de interés en algún momento, justo antes de que la economía agotara su “slack”. Pero no sabemos cuál es ese punto.

Una lectura honesta de las pruebas ambiguas actuales indica que el “slack” sigue siendo considerable, pero podría ser menor de lo que muchos economistas consideran.

La inflación es suficientemente baja en Estados Unidos como para que la política económica siga focalizada en los puestos de trabajo. Aunque el desempleo cayó de un 10% a fines de 2009 a un 6,2 por ciento, el número actual de puestos de la nómina está a menos de un 1 por ciento por encima de su pico anterior de 2008. La mitad de los norteamericanos aún piensa que el país está en recesión, informa una nueva encuesta del Wall Street Journal. Se espera que la Fed eleve las tasas en 2015, pero se desconoce cuándo y a qué ritmo

Se espera que la Fed eleve las tasas en 2015, pero se desconoce cuándo y a qué ritmo. El peligro de esperar demasiado o de ir demasiado despacio es que la inflación, ahora controlada en el mercado y en el pensamiento de los norteamericanos, escape esos límites convenientes. Una vez que eso suceda -como lo demostró la inflación de dos dígitos de la década de 1970 y comienzos de 1980- la inflación asume vida propia y se alimenta a sí misma.

Sólo puede suprimirse con un crédito estricto, recesión y alto desempleo. No queremos llegar a esa situación.

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