El secreto de las manchas oculares en el plumaje de los pavos reales
| 3 de Agosto de 2014 | 00:00

Especial para EL DIA de National Geographic
Cuando un pavo real se pavonea, nuestra atención inmediatamente se enfoca en su intrincado plumaje con coloridas manchas oculares. Por qué y cómo evolucionaron estos deslumbrantes “ojos” ha sido un misterio, hasta ahora.
Un nuevo análisis detallado de pavos reales y otras aves emparentadas ha encontrado que las manchas oculares evolucionaron para complacer a las damas, y que han desaparecido y reaparecido varias veces durante el transcurso de la historia, según el estudio, publicado el 15 de julio en la revista Proceedings de la Real Sociedad B.
“Son de los rasgos evolutivos más extremos. Algunas de estas aves ponen tanta energía en desarrollar enormes plumas, por lo que las manchas oculares deben ser muy importantes” para su éxito como especie, señala Kimball.
Las brillantes manchas oculares cerceta de los pavos reales desde hace mucho han fascinado a los científicos. A Charles Darwin le parecía que dichas manchas (también conocidas como ocelos) eran especialmente impactantes: “Dado que ningún adorno es más hermoso que los ocelos de la plumas de varias aves . merecen ser especialmente notados”, escribió en “The Descent of Man, and Selection in Relation to Sex”.
Los que han estudiado estas manchas oculares han sugerido que el rasgo solo evolucionó una vez, y que las aves con estos puntos (incluyendo varias del orden Galliformes, que abarcan aves grandes que no pueden volar como gallinas, faisanes y codornices) tenían que estar más estrechamente emparentadas entre sí que con otras aves.
Pero Rebecca Kimball, una bióloga evolutiva de la Universidad de Florida que lideró el estudio, no vio ningún motivo por el que las manchas no podían haber evolucionado más de una vez. Datos existentes sobre el parentesco de las aves no indican que todas las que tienen manchas oculares estén estrechamente emparentadas. Además, las aves con manchas oculares las tienen en distintos tipos de plumas, lo que indicaba aún más que pudieron haber evolucionado independientemente.
Saber la frecuencia con la que las manchas pudieron haber evolucionado daría información a los científicos sobre cómo están emparentadas las aves y qué factores genéticos y de desarrollo fueron importantes para la aparición de los puntos.
LOS OJOS GANAN
Para solucionar este misterio, Kimball y sus colegas secuenciaron casi 2,000 segmentos del genoma de 15 grupos de aves diferentes, incluyendo las tres con manchas oculares.
Cuando Kimball y su equipo reconstruyeron la genealogía probable de estas aves, encontraron que las manchas oculares habían evolucionado y se habían perdido varias veces.
Kimball también piensa que las manchas podrían ser resultado de la preferencia femenina: investigaciones muestran que las hembras de las especies prefieren rasgos con forma de ojos en los machos sobre otras figuras.
Esto podría explicar por qué para los machos vale la pena conservar sus plumas, pese a los costos: producir el ostentoso plumaje requiere mucha energía, puede atraer depredadores y dificulta moverse.
En general, el nuevo estudio descubre “parentescos previamente desconocidos, mostrando lo mucho que nos queda aprender sobre el árbol genealógico de las aves”, señala Shannon Hackett, jefa de ornitología en el Museo Field, en Chicago, quien no formó parte de la nueva investigación.
“Pueden vincular todo esto al propio pensamiento de Darwin sobre la evolución y la selección sexual. Es una excelente historia de ciencia”, agrega.
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