Para los protagonistas, es una decisión que sólo trae beneficios

Adultos mayores destacan las ventajas físicas y emocionales de hacer actividad física de manera regular

Ochenta años tiene Chana Molteni. Y la convicción de que las horas de actividad física se cuentan entre las mejores de su semana. “Salís de acá feliz de haber hecho algo por unomismo y sobre todo algo que te levanta el ánimo”, dice.

Chana Molteni es ama de casa y se enorgullece de que, desde que practica gimnasia, le dicen que se ve como una persona más joven. Es, asegura, porque cambió su forma de caminar. “Con energía, como una persona de menos edad”, describe.

Para Rogelio Seroli, un abogado que durante su vida activa hizo varios deportes, entre ellos fútbol y tenis criollo, la gimnasia hoy es un elemento central, que le otorga muchos beneficios: “los efectos físicos son notorios, se reducen los dolores y al mismo tiempo la capacidad pulmonar, física y las ganas de caminar, aumentan. Por otra parte, el gimnasio no deja de ser un lugar de esparcimiento donde se conoce gente con la cual después se comparten otras cosas, como el festejo del Día del Amigo, las celebraciones de cumpleaños y la charla de cada día”, afirma.

Edgardo “Tute” Caratolli también es jubilado y dice que su vida cambió después de sufrir una caída que lo puso al borde de una operación. Hizo rehabilitación, logró evitar el quirófano y desde entonces convirtió la gimnasia en un hábito que practica tres veces por semana, bien temprano en un gimnasio del centro.

“Acá ponés la mente en blanco, te olvidés por un rato de los problemas y tenés a posibilidad de conocer gente, incluso de interactuar con gente más jóven”, dice.

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