Crece la alarma por la seguidilla de secuestros virtuales en la Región

En 73 entre 8 y 9 se produjo ayer uno de los intentos fallidos

NÉSTOR CONTÓ AYER DETALLES DEL MAL MOMENTO QUE PASÓ SU MUJER, TRAS SUFRIR UN SECUESTRO VIRTUAL

Lejos de disminuir, los secuestros virtuales parecen acrecentarse con el correr de los días en nuestra región. Las cifras hablan por sí solas: en las últimas horas se registraron más de diez casos, causando grave alarma entre los vecinos de distintos barrios, más allá de que no hubo pago de rescate.

La metodología utilizada por los delincuentes parece ser siempre la misma: primero los “secuestradores” realizan una breve investigación sobre la víctima apuntada. Luego, hacen el llamado telefónico, generalmente en horas de la noche, buscando así encontrar a las víctimas desprevenidas.

En este contacto, los “secuestradores” apuntan a generar nerviosismo, a que la persona tome decisiones apresuradas, a que caiga en la desesperación y pague rápidamente una suma de dinero.

Sin embargo, como se dijo, en ninguno de los casos sucedidos en las últimas horas las víctimas abonaron el supuesto rescate.

Una de las personas sufrió esta metodología habló con EL DÍA, dando detalles del terrible episodio.

Néstor Giordano, esposo de una de las víctimas, tiene 58 años y es analista en sistemas.

Siguiendo su relato, todo sucedió en la madrugada de ayer, cuando él se encontraba durmiendo en su casa y repentinamente sonó el teléfono.

“Tipo 12.30 me llamó mi esposa, diciéndome que estaba hablando con unos tipos que tenían secuestrado a uno de nuestros hijos”, contó el hombre, parado frente a la puerta de su casa ubicada en Villa Elvira.

Su mujer, con un tono que denotaba mucho nerviosismo, le contó a Giordano que en el teléfono escuchaba una voz que decía “Mama, me van a matar”, que supuestamente pertenecía a uno de sus hijos.

“Yo llame al 911, mientras trataba de tranquilizarla. Es normal que alguien entré en pánico con una situación así”, narró Giordano, explicando lo apremiante del momento.

Afortunadamente, el hombre, tratando de dilucidar si en efecto tenían secuestrado a uno de sus hijos, tuvo una idea que logró aclarar el camino.

“Le dije a mi esposa que le pregunte a los secuestradores a cuál de nuestros hijos tenían, a Marcos o a José. Ninguno se llama así, pero ellos dijeron que tenían a Marcos y que lo iban a matar”.

Al lograr esto, las víctimas se tranquilizaron notablemente y cortaron la comunicación, todo con el aval de los efectivos policiales que inmediatamente se comisionaron hasta el domicilio de la mujer, ubicado en 73 entre 8 y 9.

“La clave es no entrar en su juego, de no ponerse nervioso. Porque sino perdiste, no parás de desesperarte y terminás pagando”, finalizó Giordano.

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