Instrucciones para alimentar cualquier sobremesa

Una abogada buena que se sensibiliza con los defendidos. Una abeja que ataca a una turista en un hostel. Un asesino que aloja por couchsurfing a un argentino pero él no lo sabe. Un grupo de amigos que adivina que pronto morirá Ante Garmaz. Esas fueron algunas de las treinta anécdotas que se mejoraron en la Orsai Road Movie La Plata, una experiencia de taller que los editores de la revista independiente Orsai, Hernán Casciari y Christian Basilis, trajeron a la ciudad el 9 y 10 de septiembre pasado.

La idea fue versionar cada historia nuevamente para hacerla lo más efectiva posible, para que pueda ser contada (o leída) satisfactoriamente en una prueba de fuego fundamental para cualquier anécdota: la sobremesa de un asado.

“Este curso no es de literatura, ni siquiera de escribir”, avisaban los coordinadores por mail en las semanas previas al encuentro.

Para cumplir con su objetivo, en ese correo pedían a cada uno de los concurrentes que redacten, como puedan, su mejor anécdota en una página: la historia no debía superar las seiscientas palabras. Los textos estuvieron listos unos días antes, y Casciari y Basilis compilaron todas las anécdotas en un cuadernillo que sirvió como guía de las ocho horas de taller.

Con un detalle: obviaron la firma de cada anécdota. Un anonimato intencional que sirvió para que las críticas a cada texto fluyeran con más naturalidad.

Durante el taller, entonces, se leyó cada relato y los editores trabajaron sobre cada idea de anécdota, dando herramientas para lograr la mejor versión de la historia de cada participante. Circularon observaciones como “está llena de detalles”, “le falta un eje”, “no se entiende la historia”, “le pondría más dramatismo”.

Esas y otras críticas (siempre constructivas) permitieron que cada tallerista se llevara un buen par de ideas para seguir mejorando su historia. Sobre el final del encuentro, en el momento de la entrega del diploma simbólico, los talleristas cortaron con la intriga y dieron paso a la sorpresa, develando cuál era su anécdota. Ese cierre le dio un condimento extra al taller.

Esta modalidad “road movie” se replicó, también, en Montevideo, Rosario y Córdoba. Casciari y Basilis recolectaron de allí otras anécdotas y su idea, para fin de año, es compilar en su versión mejorada cada uno de estos y otros relatos, que se sumarán en futuros talleres a celebrarse en otras ciudades. El cierre final está proyectado para diciembre y se celebrará con la edición de un libro con trescientas anécdotas mejoradas.

Un libro que, sin dudas, será de consulta obligatoria en el epílogo de los mejores encuentros gastronómicos.

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