Luis Gumán: todos los kafkas

En Kafkas, el escritor y psicoanalista Luis Gusmán se ocupa de un Franz Kafka multiplicado en cartas, diarios, aforismos, relatos, novelas encalladas, formas de un corpus que se sostiene en cierta mitología y en la lectura obsesiva de Goethe y Baudelaire, y acaso en el deseo prometeico de refundar la literatura en el doble gesto de abolirla y escribirla sin cesar.

El libro, publicado por la editorial Edhasa, coincide con la reedición de Brillos y por la inminente aparición de una novela flamante.

Gusmán nació en Buenos Aires en 1944. Es parte del consejo editor de la revista Conjetural y entre sus libros pueden contarse El frasquito, Cuerpo velado, El corazón de junio, Villa, La muerte prometida, El peletero, Lo más oscuro del río, Hotel Edén, Ni muerto has perdido tu nombre, Los muertos no mienten y La casa del Dios oscuro.

A la hora de hablar de su libro, el autor de “El frasquito” se ocupa en aclarar lo referido al título: ¿Por qué Kafkas y no Kafka? “Si uno lee la Carta al padre -dice Gusman, en referencia a uno de los textos clásicos del universo kafkiano-, la diferencia con las Cartas a los padres. Hay dos padres pero también dos kafkas. Más llamativo todavía resulta si el lector kafkiano lee el primer encuentro entre Kafka y Felice. Podría decirse: hay dos encuentros. El primero, lo anota en su Diario. Describe a Felice como una doméstica. Poco atractiva. Desaliñada. Mal vestida. Las palabras son textuales y aún más contundentes: la opinión acerca de esa mujer es definitiva. Un mes más tarde le escribe la primera carta. El primer encuentro ha sucedido en casa de Max Brod. Kafka le recuerda a ella que se llama Franz Kafka y si no se ha olvidado de él. Se prometen hacer juntos un viaje a Palestina. A partir de esa primera carta aparece otra Felice y otro Franz”.

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