Cuando el estrés no afloja ni siquiera en vacaciones

Aún en el veraneo se producen situaciones de tensión. Cómo evitarlas y poder disfrutar

LA TENSIÓN DEL AÑO LABORAL PUEDE MANIFESTARSE EN VACACIONES

Colas en los restaurantes; filas en los cajeros; interminables embotellamientos de tránsito rumbo a las playas; calles peatonales repletas de gente. Aún en vacaciones, pareciera difícil escaparle a situaciones estresantes.

“Es que el estrés no se toma vacaciones -asegura la psicóloga Gabriela Martínez Castro, directora del Centro de Estudios Especializados en Trastornos de Ansiedad (CEETA)- porque es común observar hoy en día a personas que se estresan más en el receso vacacional que en la abrumadora rutina laboral del año, y entonces las vacaciones, en vez de ser un momento para relajarse y olvidarse de preocupaciones, pasan a ser todo lo contrario”.

Claro que esta situación no afecta a todas las personas por igual, sino que repercute especialmente en personas predispuestas o que tuvieron un año laboral muy sobrecargado.

“Estas personas son sometidas a factores que les producen mayor ansiedad o estrés -apuntó la especialista- y están más predispuestas a padecer trastornos de ansiedad. El estrés por no poder descargar la tensión, como normalmente lo hacen en la actividad laboral, aumenta, en muchos casos, el grado de ansiedad y, en consecuencia, sufren una serie de síntomas, tanto psíquicos como biológicos”.

algunos SINTOMAS

Para médicos y psicólogos, es más común de lo que se cree sufrir este tipo de trastornos aún en plena etapa de descanso, lo que también suele derivar en problemas físicos, que comienzan a manifestarse a partir de un estado de nerviosismo, angustia y sobresalto.

“Se suele experimentar taquicardia y problemas para dormir y, en los casos más graves, hasta puede acompañarse por una crisis de pánico”, señalan los especialistas.

Así, se señala que algunos síntomas pueden ser la irritabilidad, respuestas con sobresalto, inquietud, dificultad para la espera, insatisfacción, temores irracionales, enojos frecuentes o dificultades en la interacción con otros.

“También son esperables las dificultades en el tracto digestivo como colitis o dolores abdominales -señalan los médicos del CEETA- indigestiones frecuentes, contracturas musculares, dolor precordial u opresión en el pecho y cefaleas”.

Para evitar todo esto, los especialistas recomiendan buscar actividades placenteras que generen satisfacción personal y puedan funcionar como descarga tensional, como las actividades físicas y sociales; y mantener una alimentación balanceada que combine alimentos diferentes y de sabor agradable, ya que tienden a disminuir los niveles de ansiedad.

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